jueves, 29 de agosto de 2013

DIA DEL ANCIANO Y DEL ABUELO.


ANCIANO Y ABUELO.
El día de ayer fue una doble celebración porque todos los abuelos y abuelas fueron reconocidos por sus nietos (en mi caso uno) y además porque el 28 de agosto ha sido declarado desde finales del siglo pasado como el día que se celebra “al anciano” y aunque deberíamos tener más fechas para festejarles al año, es un avance que se le reconozca y en forma muy especial a los que han ocupado el lugar de los padres, educadores y hasta responsables de la formación de sus nietos, en estas fechas que se conocen diversas formas en que las familias se organizan.

Este día tuve la oportunidad de intervenir en el “Asilo Matías Romero-Hogar para Ancianos” en donde participo con el Patronato y se celebraron estas fechas, en diferentes festejos para ellos, empezando con una Misa que ofició el reverendo Padre Enrique González Torres (miembro del Patronato del Asilo) y después una comida que fue ofrecida por el Presidente del propio Patronato Ing. Don Alberto Franco Sarmiento y demás integrantes del mismo, así como algunos benefactores que han contribuido con sus donativos de fondos, y personalidades de la    Delegación política del D. F., departiendo con mucha alegría con los 54 ancianos que permanecen en ese lugar y que varios de ellos estuvieron con algunos de sus seres queridos que les acompañaron en la fiesta.

Cada uno de los festejados representa una vida completa y una historia diferente que narrar, todos tienen su libro completo de vivencias, y su deber cumplido. Desde luego continúan escribiendo su existencia como internos y deben tener muchas vivencias, ya que forman grupos similares donde recogen varias experiencias y les ayuda mucho a vivir con interés en algo que puede pasar desapercibido para otras personas,  pero muy aprensivo en su convivencia que manejan en forma constante.

A nosotros como integrantes del patronato de la casa hogar, nos permite participar en una actividad noble y útil para todos, al hacerlo en forma desinteresada forma parte de un servicio social que también es una terapia de servir a otras personas que lo necesitan por ser un acto filantrópico que todos deberíamos dar en cualquier época de nuestra vida y qué mejor hacerlo dentro de una Organización que se sostiene por sí sola, con el apoyo que le brindan sus benefactores.

Los internos disponen  del asilo como un sustituto de su propio hogar,  tienen vivienda, alimentos, agua, y atención médica en forma constante, además de participar en diferentes programas educativos y de capacitación como son: clases de gimnasia física con apoyo de aparatos como caminadora, bicicleta fija para los que pueden utilizarlos, tai-chi, dibujo, y otras actividades que se imparten en la Casa hogar, en donde cada uno de ellos tiene oportunidad de platicar pasajes de su propia vida, como parte de la terapia que reciben en conjunto por especialistas en esa materia. Siempre se ha procurado atender a todos ellos, dándoles espacios suficientes en los amplios jardines para sus caminatas y visitas que reciben. Ellos pueden salir con sus familiares cuando así lo solicitan a  paseos y visitas durante todo el día y por la tarde noche regresan para incorporarse al asilo y continuar con sus rutinas acostumbradas.

Si en alguna forma quieres ayudar a tu prójimo y sobre todo quieres favorecerte a ti mismo queriéndote un poco, incorpórate en alguno de los servicios sociales que más bien son aplicaciones de bonhomía, inscribiéndote en alguna organización o apúntate para tomar parte en la actividad que más te guste. Es posible que has estado retrasando el hacerlo, porque dispones de muchas responsabilidades que simplemente no tienes tiempo para ello. Cuando estés colaborando en alguna ayuda social, podrás darte cuenta de la satisfacción que sientes de poder ser útil a otras personas que más lo necesitan, pero más útil será para ti porque te deja la satisfacción del deber cumplido y del servicio que puedes prestar a quienes lo necesitan.

Estas son fechas que se celebran con amor y entrega, pero los que servimos nos queda la satisfacción del deber cumplido, en agradecimiento de todo lo que nos ha dado la propia vida, y ver en una sonrisa alegre reflejada en el rostro de los ancianos, con lo que nos damos por bien servidos.

 

 

 

 

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