martes, 6 de agosto de 2013

PORQUÉ LA GENTE NO LEE.


Es sorprendente la cifra de 2.7 libros que en promedio lee la gente durante un año en nuestro país.  Mucha gente dice leer 4.2 pero no más de 5 libros y el promedio sigue siendo muy bajo. Aunque las respuestas de las encuestas que se han realizado dan respuestas como: “Soy una persona muy ocupada” “No tengo tiempo para leer” “Vivo muy estresado y no tengo tiempo” “Antes la gente tenía más tiempo para leer” “Hay muchos avances electrónicos que son ilustrativos”, y tantas otras contestaciones iguales de personas que dicen tener varias cosas importantes por hacer, obligaciones y responsabilidades que cumplir que no pueden perder tiempo en una lectura de un libro.

Da la impresión que para muchas personas la literatura es un entretenimiento que pueden permitirse solamente quienes disponen de tiempo libre, al menos así han sido las respuestas de ¿A usted no le gusta leer? “Sí claro, pero yo soy una persona muy ocupada”, dando la impresión de que quienes sí leemos no tenemos ocupación alguna, y ese señor, como miles de señores iguales a ellos, tienen tantas cosas importantes, tantas responsabilidades adquiridas que no pueden perder tiempo en leer algún libro, revista o periódico.

Aducen como respuesta que “Antes la gente tenía más tiempo para leer” y aunque no es justificación, estamos viviendo una etapa de especialización y competencia debido al prodigioso desarrollo de la ciencia y la técnica; tienen muchos beneficios y es un motor de progreso, pero también va eliminando denominadores comunes de la cultura y conduce a la integración de grupos de especialistas a los que un lenguaje, unos códigos y una información les concentra en grupos separándolos del todo social.

En el caso de la literatura, se maneja un común denominador de la experiencia humana que nos entendemos y comprendemos como miembros de la misma especie, sin importar: ocupaciones, límites geográficos, creencias, religiones o nacionalismo, haciéndonos iguales en todo el género humano, ya que la literatura no tiene barreras y permite imaginar muchas cosas y lugares.  En este aspecto no hay mejor enseñanza que los buenos libros, para conocer diferencias étnicas culturales, riqueza del patrimonio humano y otros fenómenos sociales de integración como pueden ser las actividades que desarrollan los grupos  sociales.

El sentimiento humano es una pertenencia de la colectividad humana a través del tiempo y el espacio y es un logro de la cultura y nada contribuye tanto a incorporarlo en cada generación, considerándolo como uno de los primeros efectos benéficos como es el caso del lenguaje que ayuda en forma directa a expresarse con claridad,  profundidad y corrección que se ha cultivado en los textos literarios. Una persona que no lee, o lee poco o lee solamente basura, puede llegar a hablar mucho, pero dirá siempre pocas cosas de interés, por las limitaciones de expresión de las que carece y esto se deriva no por limitación verbal, sino más bien se considera como una limitación intelectual, una escasez de pensamientos y conocimientos que por no conocerlos, no están a su alcance.

Es claro que por mucho que se quieran utilizar otras técnicas o disciplinas no podrán llegar a sustituir a la literatura en cuanto al conocimiento del lenguaje. Es el caso de muchos profesionistas que pueden ser muy destacados en su especialidad, disponen de tratados técnicos y manuales que les capacitan como técnicos en su área, pero ese material no les capacita a expresarse con propiedad. Muchas veces ese material didáctico está mal escrito porque sus autores tal vez eruditos en su profesión, no saben comunicar su veredicto, considerado como un tesoro conceptual.

Es el caso de un médico que puede disponer de mucha experiencia en su especialidad, pero si no sabe transmitir confianza al enfermo mediante su expresión y trato, no podrá hacerle llegar a su paciente, el mensaje de sanación, por expresar su pensamiento en forma muy teórica y no ponerse a la altura de su enfermo que puede resultar más afectado en su opinión. Otra razón que da su lugar a la literatura en la vida de las naciones es que, sin ella el espíritu crítico y factor del cambio histórico es el mejor defensor de la libertad. La buena literatura es un cuestionamiento radical del mundo en que vivimos, es un refugio para quien le sobra o falta algo para liberarse de la infelicidad.

Es tanto como en la lectura de El Quijote, salir a cabalgar al lado del escuálido y deteriorado Rocinante y su maltratado jinete, por los descampados senderos de La Mancha, es una manera fantástica de lograr desagraviarnos de esa vida injusta, nos obliga siempre a ser los mismos. Con la literatura, podemos volar en la imaginación y ocupar el lugar de otros personajes, nos arrebatan de nuestra cárcel realista que nos mantiene en una prisión sin llave y nos lleva al mundo de la fantasía. Después de leer “La guerra y la paz” o “En busca del tiempo perdido”, no podemos quedar defraudados al retornar a este mundo que marca pocos trayectos de limitantes y servidumbres y que a cada paso hace que se desvanezcan nuestras ilusiones.

Sentimos que los tiempos han cambiado y que ahora la gente dispone de mayores ocupaciones que le restan tiempo libre para poder dedicarlo a la lectura, pero esto es comparable como una medicina para el enfermo que la necesita y que sabe que es para bien de su salud. A todos nos hace falta cultivarnos y disponer de mejores conceptos que enriquecen nuestro pensamiento, por lo que debemos fomentar la lectura de los buenos libros que con tantos avances tecnológicos, producen una serie de satisfactores electrónicos, da la impresión de que los libros impresos se van a terminar. Eso es una falacia porque si a muchos se nos facilita leer en lectores electrónicos, tenemos oportunidad de hacerlo con mayor entrega y lo importante es fomentar la lectura en cualquier medio, mucho sirve para ampliar nuestra cultura y abrir nuevos horizontes, serán la base para lograr nuestros objetivos y deleitarnos con ellos.

 

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