lunes, 3 de octubre de 2016

RICOS POBRES, POBRES RICOS.

A los veinte años pensaba solamente en continuar mis estudios y terminar profesionalmente mi carrera y con la fama tendría suficiente. A los treinta había cumplido ese pensamiento y mi interés consistía en estar bien ubicado y como la respuesta era de agregar algún cero a mi cuenta bancaria y así continuar en un desarrollo de vida y con éxito en mis actividades.

Ahora ya en los ochenta, he tenido oportunidad de darme cuenta que la fama se consigue pero a un precio demasiado alto. Es más importante estar “realizado” en la preparación de planes creativos desde su inicio hasta el final y resulta ser más satisfactorio una proyección que permita ir consiguiendo una vida feliz, más que ser una persona famosa.

He tenido la madurez suficiente para apreciar la felicidad a través de mi familia, en la amistad que he podido conseguir por muchos años de mis  amigos, veo con agrado que puedo pagar sin problemas mis facturas, satisfacer mis necesidades, así como varias otras cosas que me permiten valorar la vida con la ventaja de ser rico sin necesitar dinero para serlo.

He conocido varias personas famosas que lo único que tienen es suficiente dinero y han tenido oportunidad de conseguir riquezas materiales y sufren de muchas pobrezas, ya que manejan vidas tormentosas que aun con toda su fortuna no han podido garantizar su felicidad. Sobre todo cuando les veo pasar en flamantes automóviles seguidos de camionetas con guardias de seguridad que les cuidan, porque de ese tamaño es el miedo que tienen de sufrir algún percance.

A veces se trata de algo tan sencillo como gozar de la libertad que nos permite transitar solos y visitar cualquier lugar público, levanto la vista hacia el cielo y puedo gozar de la amplitud del Universo, gozar el calor solar, la brillantez de la luna, sentarme con toda tranquilidad en algún lugar y durante unos minutos no pensar en nada. La fortuna de estos privilegios que nos concede la vida es que no cuestan nada, pero no cualquiera los realiza.


Cuando no apreciamos debidamente lo que se nos ofrece, no vemos la magnitud de los dones que tenemos constantemente delante, y por lo mismo vivimos en la escasez en vez de vivir con abundancia de muchos bienes que nos rodean y no tenemos la capacidad de observación. Es muy posible la diversidad de problemas que todos podemos tener y a pesar de ello, existen tantas cosas por las que sentirse agradecidos que no caben en nuestra imaginación.

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