martes, 18 de octubre de 2016

¡GRACIAS!.

La semana pasada tuvimos la oportunidad de celebrar el santo y cumpleaños de mi esposa y dicho sea de paso fueron celebraciones de jueves a domingo y aunque en casa solamente somos dos personas, no me explico de donde encontramos tantas amistades que bondadosamente han brindado amor y consideraciones a ella en calidad de celebrante.

Empezamos el jueves en una visita que hicimos a la Casa Hogar Matías Romero, donde una gran parte de las residentes le mostraron su cariño mediante felicitaciones y abrazos que tanta falta le hacen a una persona y en este caso ella fue la beneficiada. Considero que existe mucha empatía que le expresan en ese lugar, que finalmente cerramos la visita con una comida en que departimos el pan y la sal con un exquisito mole poblano para sesenta personas.

Al día siguiente viernes nuestro hijo Rafael tuvo la oportunidad de invitarnos a una comida para festejar la celebración del cumpleaños, donde el festejo resultó muy cordial, acompañado de un rico pozole en una  reunión, con gratos recuerdos de costumbres y tradiciones. Por la noche una reunión con nuestros hijos y amistades de la familia, con brindis y cena.

El sábado de primos y siguiendo la tradición mensual, acudimos a un desayuno en un conocido restaurant con la asistencia de 30 familiares todos ellos, donde felicitaron a cinco cumpleañeros del mes de octubre, donde se departieron muchos abrazos y felicitaciones a todos ellos, incluyéndola a ella por supuesto.

Por la noche la celebración fue con una cena en casa con la asistencia de familiares más cercanos donde por supuesto hubo mucha alegría y muestras de cariño de los asistentes, con una mini velada que reunió anécdotas, recuerdos de familia y sobre todo el cariño que fue el común denominador de la reunión.

El domingo las reuniones se habían hecho costumbre y no faltó una comida que le organizaron sus hijos para celebrar el cumpleaños en un restaurant exclusivo del Club Deportivo de la Secretaría de Marina, donde tuvimos oportunidad de pasar uno de eso momentos que no quisiera uno que terminaran, por lo agradable que resulta compartir con la familia incluyendo al nieto que le demostró mucho cariño a su abuela.

Por todo lo anterior no resta más que agradecer a todos los participantes sus muestras de cariño  y las atenciones que nos brindaron en estas fechas. Para mí la palabra “Gracias” es la oración más corta y sagrada, donde reconozco el Don conseguido. Así pues, si la pronunciamos con frecuencia desaparecerá de nuestra vida todo rastro de penuria, experimentando que estamos en la abundancia.

¡Gracias a todos por sus atenciones y cariño que nos brindaron!.








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