martes, 28 de mayo de 2013

CALIDAD DE VIDA.


VIDA SANA.
Todos tenemos el compromiso de cuidar de nuestra salud y nunca es tarde para hacerlo, no importando la edad, ya que los jóvenes, los adultos y los mayores lo hacemos, pero debemos ser muy cuidadosos para no excedernos en ejercicios que pudieran dañar nuestra salud, por causarnos lesiones que con el tiempo pueden resultar de consecuencias que afecten nuestro cuerpo. Por esa razón el ejercicio debe planearse con tiempo, y hacerlo con las prevenciones de seguridad y de ser posible, mediante revisión el examen de un médico que debe hacer las orientaciones debidas de acuerdo con la fortaleza de cada

Ha ocurrido con frecuencia que varios atletas no solamente de “fin de semana” sino de mayor entrenamiento, por sentir un desafío entrenan lo suficiente para participar en una carrera “maratón” (ahora que están de moda en varias ciudades) y cuando están en la competencia, después de recorrer treinta y cinco kilómetros sienten molestias que el cuerpo manda, anunciando “precaución” y sin hacer caso alguno y faltando siete kilómetros, cometen la hombrada de continuar, y al llegar a la meta de 42.195 km. sufren un  desvanecimiento del que ya no se recuperan más.

Menciono a todas las edades porque la longevidad no solo es una cuestión mental y nadie sale vivo de aquí, pero lo que todos deseamos es conservar una “calidad de vida” saludable y seguir activos en nuestras actividades, sobre todo porque he observado que la gente de edad madura y avanzada es la más constante y dedicada a practicar las bondades que otorga el ejercicio. Por eso encontramos diariamente en los parques públicos, deportivos y gimnasios, oleadas de aficionados al deporte caminando, corriendo, pedaleando o nadando y muchos de nosotros tal vez estamos abusando de nuestra fortaleza y desgastándonos en forma prematura.

Los jóvenes en su mayoría y movidos por sus deseos de superarse en el deporte de su preferencia se extralimitan en sus esfuerzos físicos y sin preocupaciones de algún cuidado, llegan a sufrir lesiones en   articulaciones y ligamentos que con frecuencia se recuperan con rapidez por su edad, pero las huellas van quedando; con la frecuencia y faltas de cuidado, llegan a causarles males mayores en edades maduras, cuando marcan el inicio de la edad adulta y la aparición de sus primeras canas.

En el caso de los adultos la situación es diferente pero también se complica, porque escogen deportes inapropiados o llegan a practicar aquellos que más les conviene o prefieren realizar aquellos que están de moda y recurren a la inscripción de algún club de conveniencia, entregándose a las rutinas con demasiada frecuencia o intensidad. Ejemplos demostrativos no faltan pero citaré solamente un caso de un amigo muy querido que practicaba el tenis una vez a la semana con un grupo de compañeros que hacían gala de mucha destreza en ese deporte. Alguna vez en plena práctica, recibió un pelotazo en la cabeza y se mareó por un momento y después continuó su juego. Pasado algún tiempo en años, sufría de dolores de cabeza hasta consultar un especialista que le diagnosticó un tumor cerebral que terminó en una sala de urgencias para continuar con una cirugía que ya no pudo superar.

No es fácil lograr el equilibrio porque tenemos el caso de que si no practicamos algún deporte o hacemos algún ejercicio, el riesgo de muerte aumenta por obesidad mediante una vida sedentaria; y, si practicamos algún deporte en exceso, las lesiones son inevitables y ante este dilema, debemos valorar qué es lo que nos hace sentir bien; mediante la práctica de un deporte adecuado y a nuestro gusto, sin exagerar ante un panorama que muchas veces nos hace pensar: ¿qué es lo que más nos agota? los años o los kilómetros.

Esos pensamientos deben tomar en cuenta el panorama que nos espera a todos con la edad: menos elasticidad de los tendones, una disminución constante de la capacidad cardiopulmonar a partir de la madurez, reflejos más lentos, pérdida de la masa muscular que debe ser tomada en cuenta a partir de los sesenta años, y en algunos casos osteoartritis por lesiones previas de rodilla o simplemente por el paso de los años que en muchos casos son notorios en las personas adultas.

Desde luego debemos cuidarnos pero nunca desanimarnos, si hacemos una glosa de nuestro historial, no olvidemos el desgaste y las lesiones acumuladas que los años nos han dejado, siempre y cuando no tengamos principios de osteoartritis, debida en parte a la aumentada edad promedio de la población.

Cierto es que muchas personas mayores tienen la facilidad de disponer de entrenadores especializados o de becas para la práctica de algún deporte. Nosotros debemos pensar que lo más importante es divertirnos en la práctica de un programa adecuado a nuestra edad, sin importarnos de lo que ocurra en nuestro entorno, tomando en cuenta que lo más propio es disfrutar de una vida sana con calidad de vida”.

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