martes, 14 de mayo de 2013

AMIGOS VERDADEROS.


No cabe duda que la semana pasada fue un premio de esos que da la vida porque tuve la oportunidad de reunirme con dos grupos de amigos queridos y aunque el origen fue por coincidencias diferentes, pero el fin es alegrar la mesa con la sal de la vida, aclaro que el primero fue numeroso y corresponde a compañeros que estudiamos juntos en la escuela profesional hace 60 años; y el otro, más reciente originado en un club deportivo con trato diario, pero lo importante es la oportunidad de compartir el vínculo social que tanta falta hace a todos y que en ocasiones damos poca importancia al mantenimiento de esas relaciones útiles que a la larga resultan la medicina más barata a nuestro alcance y que todos la pueden poseer.

Y hablando de la amistad que nos brinda muchos beneficios útiles, existen antecedentes desde 1979 de estudios realizados por instituciones reconocidas en los Estados Unidos, de hallazgos importantes sobre la relación de la amistad y la salud que han presentado trabajos muy interesantes, donde los investigadores en relaciones sociales, quienes tuvieron elementos de un muestreo de personas que tenían más tratos  sociales con amigos verdaderos y parientes cercanos a quienes visitaban frecuentemente, determinando que disponían de una mejor “calidad de vida” y menor riesgo de contraer enfermedades terminales, comparados con otros grupos formados por personas aisladas y con vidas solitarias, quienes estaban en situación completamente diferente.

Un compañero de escuela, (Elías) me decía que  él, desde joven tenía tres prioridades en su vida, primero atender a su familia, sobre todo cuando sus hijos estaban pequeños sentía la responsabilidad de hacerlos hombres de bien, segundo atender su trabajo porque de él dependían sus planes futuros; y, tercero atender a sus amigos y parientes, pero en los tres casos siempre la prioridad fue la conservación de la “calidad de vida”. Me comentó conocer mucha gente de éxito, pero con enfermedades permanentes o familias desechas, como resultado de excesos de diferentes clases que les fueron minando salud y lazos familiares.

El segundo grupo, el que goza también de mi afecto personal y cuyos lazos son muy cordiales, está formado de amigos: (Arthur y su amable grupo deportivo) que se reúnen para desayunar antes de iniciar sus labores del día y demuestran siempre chispa y buen humor una variable muy necesaria para promover las relaciones sociales a pesar de sus apretadas agendas y hacen un esfuerzo para que nos mantengamos en comunicación para que este tipo de reuniones sigan floreciendo, sobre todo en una ciudad tan grande como es la Ciudad de México.

Los estudios que se han realizado, han demostrado cómo influye la amistad y otros vínculos sociales en la recuperación de la salud de los amigos. Hay casos latentes de sobrevivientes de infarto, quienes decían contar con apoyo emocional, y mayores probabilidades de continuar su tratamiento con éxito hasta haber logrado su total recuperación. Al parecer la amistad también influye cuando se trata de afecciones menos graves.

Hay personas escépticas, que dudan de estas opiniones y aunque ignorantes de lo que ocurre en estudios avanzados sobre la amistad, expresan opiniones contrarias a esta verdad, aduciendo que conocen personas que siendo ermitaños viven felices, pero esto no es posible en esta época, porque quienes disponen de muchos amigos y conocidos, presentan menos riesgo de enfermedades graves que aquellos cuyas relaciones sociales son escasas o simplemente las que tenían las dieron por terminadas. Está demostrado que quienes cuentan con un buen apoyo social, están menos expuestos a sufrir depresiones, ansiedades y ese tipo de trastornos mentales.

En un estudio de tres años que fue celebrado por investigadores en relaciones sociales en Suecia, lograron demostrar sobre la salud de más de 1.200 ancianos, que aquellos que contaban con relaciones sociales satisfactorias, tenían cuarenta por ciento de menos riesgo de contraer demencia senil que aquellos cuyos vínculos resultaron escasos y casi mínimos. Este muestreo fue aplicado en personas longevas que determinaron resultados muy demostrativos del bienestar que deja el trato y la conservación de los amigos que con el apoyo social, disminuye el riesgo de enfermedades graves o muertes prematuras.

¿Cómo se explica que la amistad influya con efectos benéficos sobre la salud? La respuesta se debe a que nuestros amigos siempre nos desean cosas buenas y piden que nos cuidemos; y, en el caso de que surja alguna enfermedad, nos colman de buenos augurios para que pronto recuperemos nuestra salud. Debemos tomar en cuenta que nuestro organismo es muy sensible y percibe con facilidad la amplia gama de “vínculos sociales”

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