martes, 17 de julio de 2012

MADUREZ DE LA VIDA, NUESTRA PROPIA VIDA.


Madurez de la Vida.
He escuchado tantas  versiones sobre la longevidad que a un principio no sabía quien tendría la razón sobre tantos relatos a lo largo de mi trayectoria y tal vez se llega a creer que solamente es una situación de ancianos, pero no, la longevidad y la salud empiezan en la niñez, así que puede interesar a todas las edades, aunque para muchos ni les interesa y veamos porqué: Si desde pequeños les damos amor, apoyo y fomentamos su dignidad, es una situación tan decisiva para su salud como lo es el hecho de heredarles buenas o malas actitudes.

 En la niñez pueden adquirir hábitos como fumar, tomar café, e ingerir alcohol o droga, que pueden perturbar la delicada interacción entre la mente y el cuerpo. Es importante que nuestros hijos respiren un ambiente familiar tranquilo, que les permita recibir amor, comprensión y abrazos, sobre todo encausando a los niños que los valores más importantes se encuentran en las relaciones humanas.

 En los adultos la situación es más delicada por ser la edad en la que se observan los cambios y nadie puede evitarlos, como puede ser el caso de demostrar mayor esfuerzo para hacer las cosas, cuando empiezan a aparecer las dolencias que nunca antes se habían presentado, se inicia una nueva etapa de cansancio, inquietudes, indecisiones y aburrimiento, o todo junto al mismo tiempo.

 ¿Cuál pudiera ser la causa? Tal vez el anuncio de la llegada de la “edad madura” dando inicio a la nostalgia. Durante esta etapa es muy notorio ver ciertos cambios en la vida de personas entre cuarenta y cincuenta años, cuando los hijos ya son mayores, son independientes y sus gustos son diferente. Los padres se dan cuenta que ya no pertenecen a la generación más joven y eso les causa cierta añoranza porque se inicia la batalla para continuar siendo jóvenes. La melancolía se posesiona de aquellas personas que llegan a la madurez y es cuando inician la lucha por conservar la juventud (que ya se les fue) y que tal vez pueden lograr por algún tiempo más, pero tarde o temprano a todos les llega y es cuando se convencen que nadie está libre de ella.

 La melancolía de la “edad madura” es una crisis que debe adaptarse a una nueva etapa de la vida y puede observarse en el caso de “hombres” pretender a jovencitas, ejercitarse en los gimnasios con rutinas fuertes, participar en carreras de gran fondo, jugar futbol  con los adolecentes, teñirse el cabello de negro, eliminar a toda costa un crecido abdomen, desilusionándose materialmente cuando se convencen que todo es inútil; el tiempo sigue pasando y todo esfuerzo es inadecuado. Conocí un amigo en el gimnasio que a los 50 años estaba enredado con su secretaria de 22 años, siendo él un galán que mucho se ejercitaba; finalmente ella lo cambió por un joven de 26 y fue cuando mi amigo se desmoronó ante tal entorno, dándose cuenta de las reglas del juego, alcoholizando un poco su aventura frustrada.

 En el caso de las mujeres puede ser un poco más complicado, ya que ante la llegada sicológica de la melancolía, muestran su incomodidad y rechazo, y de ninguna manera aceptan la presencia de las primeras canas, ni el “jamón” acumulado y mucho menos la aparición de “arrugas” ni siquiera en la ropa, al contrario, en su atolondrada carrera, echan mano de minifaldas, blusas oprimidas, pants entallados, cremas de noche o de día (prescindiendo la de tarde) y cirugías en varias partes para acomodar mejor las proporciones. El cuadro se enrarece con un sentimiento de ansiedad por la edad cumplida, a sabiendas que no disponen de mucho tiempo para disfrutar la apreciada juventud.

 Lo más recomendable que procede, es aceptarnos con respeto y tolerarnos a nosotros mismos tal como somos y recurrir a la salud mental,  que es la que nos rige en todas las edades y etapas de la vida para poder soportarnos a nosotros mismos  con dignidad. Cuando jóvenes aceptamos el cambio a la “edad adulta” y ahora debemos hacer lo mismo ante el cambio necesario para llegar a la “madurez”

 Debemos recurrir a nuestros sentimientos para actuar con honradez y hacer un examen de conciencia, viendo hacia adentro es decir a nuestro interior, para aprovechar lo que no hemos hecho y empezar a desarrollar esos planes, para iniciar la continuidad de nuestra vida, encontrando con ello la solución a esa melancolía que nos aquejó por mucho tiempo y ahora la aceptamos como la “madurez de la vida, nuestra propia vida”.






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