Árbol de Mango. |
En
estas fechas se está terminando la temporada del mango en nuestra ciudad y
extrañaremos esa sabrosísima fruta que es tan deliciosa y tan apetecida por
todos los públicos. De mis recuerdos de juventud siempre tengo presente este regalo al paladar que ha sido
considerado como el rey de las frutas tropicales.
A
mediados del siglo pasado y en el estado de Veracruz, solamente se conocía el mango manila como una fruta grande,
magnífica y única. Los sembradíos eran en inmensas extensiones sembradas de
grandes árboles que dan una sombra espesa. En los primeros meses del año se
encuentran cargados de flores que en poco tiempo se convierten en toda su
extensión “cargados” verdaderamente
de mangos de varios tamaños y de color verde.
En
su presentación, la fruta es de varios tamaños, ovalados o redondos,
cordiformes o arriñonados, delgados o rechonchos. El color de su piel es verde
y si la fruta se deja madurar en el árbol, va tomando colores amarillo pálido
hasta un rojo intenso y el de su carne va del amarillo al anaranjado, su sabor puede ser dulce o ácido según el
momento del corte.
El
mango pertenece a la familia de las anacardiáceas
y el árbol tiene una copa amplia de hojas verdinegras, puntiagudas y
lustrosas de flores que brotan en pequeños racimos y su origen ocurrió casi
seguramente en la India donde su fruta comestible, se cultiva desde hace cuatro
mil años por lo menos y se relaciona con la vida del pueblo.
En
el mundo occidental inició su actual distribución por los portugueses en sus
rutas marítimas hacia el lejano oriente. Con la apertura de los portugueses que
transportaron la fruta desde el sur de África y de ese lugar la llevaron a
Brasil alrededor del siglo XVI y unos 49 años después a la isla de Barbados.
A principios
del siglo XV los viajeros españoles llevaron ese cultivo desde la India hasta
Manila. Del mismo modo introdujeron ese fruto a sus colonias tropicales del
Continente Americano, por medio del tráfico entre las Filipinas y la costa
oeste de México, por los siglos XV y XVI. Después el fruto de los mangos fueron
llevados de México a Hawai en 1809 y a California alrededor de 1880. La primera
plantación de mango en Florida se registra en el año 1861.
Actualmente
en nuestro país y debido a los diversos injertos, el mango se conoce en sus
diferentes modalidades: mango manila,
mango ataulfo, mango petacón, mango oro, mango papel (que puede ser del
tamaño de una ciruela con un diminuto hueso) y tantas otras clases que en
cualquiera de ellas es una delicia comerse un mango maduro.
Aparte
del aspecto económico, el placer esencial de esta fruta sigue radicando como ha
ocurrido durante siglos, en comérsela y disfrutar de su sabor que es único y
que casi nunca se puede describir con palabras. En sus diferentes aplicaciones
puede emplearse en: empanadas, tartas, helados, mermeladas, jalea, conservas,
cremas, o conviene simplemente en saborear la fruta en la plenitud de su
madurez, sin incluir ninguna receta culinaria.
El
modo más común de comerlo, al menos el que yo utilizo desde niño, es con
tenedor de un solo diente, y cuchillo, limpiando el hueso y cortando el fruto
en cuadros, que puede resultar la forma más limpia y aceptada en cualquier
mesa, sin necesidad de mancharse los dedos.
¡Que lo saborees y lo disfrutes
plenamente! Es mi mejor deseo.
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