martes, 21 de marzo de 2017

VALORAR UN MOMENTO DE PAZ.

Paz Interior.
Gran parte de nuestra población en la Ciudad se siente sometida a demasiadas presiones por enfrentarse a lo desconocido por la falta de capacidad para sobreponerse a un cambio, por no saber la respuesta que puede tener un asunto pendiente, o por sentir que dispone de poco control al enfrentarse a situaciones cuya respuesta no está en sus manos sino que depende de terceros.

Es posible que estas situaciones puedan afectar su salud como puede ser: alteración de su sistema nervioso, insomnio, estrés, excitación cardio vascular, y otra serie de malestares que con frecuencia producen enfermedades de mayor trascendencia que afectan en forma directa la salud de cada persona.

Una ayuda para mejorar esta situación, es valorar cada instante y darse cuenta que la vida nos ofrece frecuentemente regalos y para eso hay una mejor palabra “presente” que se refiere a lo que estás viviendo en ese momento. Cuando disfrutas lo que sucede, la paz interior surge. Es cierto que con frecuencia puedes tener motivos que te causen preocupación, pero también es cierto que tengas otros motivos gratos para agradecer.

Para “valorar un momento de paz” acude a tus momentos agradables, porque los que no lo son llegan solos; siempre está ocurriendo algo extraordinario y verlo es nuestra decisión. Muchas personas no logran disponer de paz interior porque siempre permanecen tan ocupadas que no disponen de un momento de tranquilidad para dedicarlo a ellos en lo personal.

No necesitamos hacer alarde de bondad o de generosidad; es suficiente con quedarnos quietos por unos minutos para poder sentir la paz que habita en nuestro interior y por falta de tiempo, no permitir que se manifieste en sí mismo.

Nada nos puede dañar más que tratar de aparentar una situación que no  corresponde, es inútil intentarlo y termina por exhibir lo peor de nosotros.  Por lo tanto debemos decir las cosas como las sentimos, respondamos  simplemente “no” cuando nos parezca necesario y no dejemos que los compromisos contraídos maten nuestra espontaneidad.

De ser posible seamos generosos porque todos esos actos nos producen “paz interior”. Esto puedes lograrlo participando en obras de caridad a quien lo necesite, o bien,  teniendo atenciones con otras personas, dando un pequeño regalo a alguien, e incluso tal vez nos sintamos mejor que esa persona.

No siempre podemos controlar lo que ocurre en nuestro entorno, pero lo que sí podemos es buscar un momento de paz. Busca un lugar tranquilo donde puedas estar a gusto. Cierra los ojos y solo tardas una respiración para llegar a tu fuente de amor interior, siente esa paz, permítele crecer.

Ahora sí ve a esa fuente de paz interior, confía en esa sabiduría que es parte de tu pasado, de tu presente y de tu futuro. Recuerda los tesoros que tienes en tu interior y siempre estarán dentro de ti. Ante todo debemos vivir con el afán de tener paz interior más que tener razón. Es la mayor aportación que nos podemos hacer a nosotros mismos, a nuestra familia y al mundo en general.


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