jueves, 22 de octubre de 2015

GRACIAS A LOS LECTORES DE MI BLOG.

Debo dar las gracias por este blog a todas las personas que amablemente leyeron mi blog anterior y lo más loable para mí es demostrarles mi agradecimiento por la felicitación que nos extendieron a mi esposa y a mí por nuestro aniversario de bodas en días pasados y que fue celebrado el 19 de octubre de 1961 en esta ciudad de México en la iglesia del “Santo Niño de la Paz” ubicada en la calle de Praga y en la quietud de aquel México, con tranquilidad y poco tránsito con distancias cortas, poca gente en las calles y con cara amable y tantos otros atractivos que la recuerdo como la ciudad que me adoptó hace más de 60 años y la acepté porque me dio todo lo que poseo de familiares y amigos.

En mi caso, cada vez que pronuncio la palabra “gracias” la reconozco como un don que me ha sido concedido. Cuando la uso con frecuencia  desaparece de mi vida toda señal de pobreza; experimento que estoy nadando en la abundancia. Para aquellas personas que la palabra “gracias” no sale a menudo de sus labios, parece que viajan por la vida como si fueran caminando sonámbulos. Dar las “gracias” es una forma que me hace permanecer despierto y por la mañana lo primero que se me ocurre es decir “gracias por la vida”.

Además de agradecer a mis cuatro lectores permanentes, quiero hacerlo en forma cordial a las personas que se dignaron enviarme una nota de felicitación y aun sin conocerles, los considero como grandes amistades de mucho tiempo. Y en forma especial a mis familiares que me comentan haber derramado “lágrimas” debo decirles que yo he experimentado esas lágrimas, pero considero que proceden de la conciencia y forman parte de la riqueza que nos da la vida, me reportan fortaleza, paz y abundancia. Cuando eso me pasa es que son las emociones que me invaden y vivo una purificación que me emociona, notando una fuerte energía después del saludable llanto.

Hace algún tiempo leí una plegaria de gratitud que me impactó mucho y ahora la reproduzco porque siempre la tengo presente:


“Dios mío, confío en que todo lo que me suceda en la vida sea por mi bien. Y les suceda lo que suceda a mis seres queridos, será siempre por su bien. A partir de todo lo que se nos ofrece, nos convertiremos en personas fuertes y agradecidas. Y en todo lo que hago, intentaré convertirme en canal de tu amor”

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