martes, 4 de agosto de 2015

EL CAPRICHO y CLUB CAMPESTRE ASTURIANO CUAUTLA.

Rancho "El Capricho".

El fin de la semana pasada decidimos salir un poco de la vida urbana y del trajín diario para cambiar de aire y llegar al campo, para modificar un poco la energía del cuerpo y poder saturarnos de aire fresco y limpio, aprovechando el fin de semana, procurando acercarnos más a la naturaleza para olvidar nuestros prejuicios y falsas pretensiones, porque la naturaleza no juzga, sino al contrario, nos ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo en torno a nuestras actividades diarias.

 
En nuestra ciudad capital hemos perdido gran parte de nuestra cordialidad y simpatía hacia nuestros semejantes, en nombre de la civilización. Se han formado hacinamientos y lugares ruidosos, sucios y abarrotados para concentrarnos a vivir y en este proceso, olvidando un poco o mucho tal vez, nuestra espiritualidad. Razón por la cual cuando podemos escaparnos mi esposa y yo, consideramos necesario huir a la naturaleza y experimentar en forma directa este círculo sagrado como nueva forma de vida.

 
Sobre todo ahora que tuvimos la oportunidad de que nuestro nieto nos acompañara al viaje de fin de semana, lo cual fue una bondad muy gratificante para nosotros, contar con una compañía de alguien a quien siempre hemos considerado nuestro “tercer hijo”, cuya compañía resultó muy útil, la de un verdadero caballero por la gran formación que le han dado sus padres y la respuesta que se ha obtenido de él en sus dieciocho años de vida.

 
Siempre tuve presente una expresión que comprendí mejor últimamente de un aforismo que escuche hace muchos años: Dios fue muy sabio al crear primero a los hijos y después a los nietos”. A los hijos se les educa y se les brinda la oportunidad de capacitarse para que sean hombres de bien, y a los nietos se les acepta como son y se les permite todo lo que hacen.

 
“El Capricho” es una casa de campo que tenemos ubicada en la tierra de la “Décima Musa” Sor Juana Inés de la Cruz, en San Miguel Nepantla Estado de México, un verdadero refugio natural en donde se puede estar en contacto  con la naturaleza. Por la noche tuve oportunidad de salir con mi nieto Alex, y de escuchar un silencio absoluto, percibiendo solamente el rumor de la naturaleza y algunos ruidos de campo, observando algunas luciérnagas que con su lucecita verde, se perdían con  su luminosidad en la obscuridad de la noche, dentro de un espectáculo que me gusta compartir por lo maravilloso que resulta, y cuya gala pocas veces la podemos contemplar.

 
Como complemento del paseo tuvimos oportunidad de pasar un día completo en el “Club Campestre Asturiano”  que se encuentra a cuatro kilómetros de nuestra casa, sobre la carretera a Cuautla en el Estado de México que dispone de unas instalaciones verdaderamente maravillosas, que se complementan con la presencia de nuestros seres queridos cuya compañía nos causaron momentos verdaderamente inolvidables.

 
Agradecemos la bondad de Rafas y Aida por habernos dado la oportunidad de convivir con Alex, cuya demostración de cariño y madurez, nos hizo vivir momentos de alegría y satisfacción hasta nuestro regreso a la ciudad de México, después de haber pasado unos días espléndidos y maravillosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario