martes, 1 de julio de 2014

DERROTA O DIGNIDAD...

El domingo anterior fue un día que millones de mexicanos nos sumamos a una causa: que el tricolor ganara el juego de fútbol. El resultado final resultó adverso porque en los cinco últimos minutos del encuentro cambió el panorama y el equipo tricolor perdió el juego habiendo sido descalificado de la contienda. De inmediato vino el descontento de la gente y hubo toda clase de rumores, quejas y sentimientos equivalentes al desánimo que reinó en los mexicanos, desapareciendo de inmediato la euforia mostrada en los tres encuentros anteriores.

Yo no pude imaginarme la clase de magia que nos invadió al hacernos pensar una derrota de un equipo de fútbol que participó en un juego, y fue solamente eso… un juego. Considero que una derrota no nos puede hacer decaer el ánimo como parecía ser la expresión general y manifiesta que se escuchaba en varios lados y según los medios de comunicación en varias ciudades del país. A pesar de ese descontento yo escuché expresiones de que el equipo mexicano había jugado muy bien y durante todo el encuentro, desconcertó al equipo contrario que no pudo hacer un buen juego, a pesar de haber sido los sub campeones de la contienda en el campeonato anterior.

Nunca escuché opiniones de los  …ratones verdes que fueran famosos en pasados campeonatos cuando los nuestros creían jugar muy bien y cuando acudían a esas competencias mundiales, habían sido los primeros en descalificarse. O bien esa trillada frase que dice “se jugó como nunca y se perdió como siempre”, dejando un claro sentido de insensibilidad de no tener el menor conocimiento de este evento.

Haber sido derrotados en esta lid, nos debe dejar convencidos del lucimiento que hicieron los muchachos y del lucimiento de la camiseta que portaron con dignidad y la supieron defender durante todo el juego y  que al haber sido derrotados por un marcador equivalente a 2 – 1, se considera que hay valores más importantes como quedó demostrado, que ganar un simple juego ante un enemigo muy poderoso al que en ningún momento evadieron, sino siempre le supieron enfrentar con estrategia y valor, habiendo llegado a un marcador digno del que debemos ver las cosas buenas que nos deben dejar un conocimiento sólido, como lo fue la entrega y la decisión que su entrenador supo inyectarles con mucho ánimo cambiándoles la mentalidad desde el momento en que formó un equipo de gente decidida, que estaba dispuesta a ser triunfadora.

Si verdaderamente nos unimos desde un principio a un equipo ganador, debemos tomar las cosas buenas y no solamente ver las malas y si nos aficionamos tanto al equipo tricolor desde que inició su competencia, debemos continuar con ese ánimo de triunfadores, de hacer las cosas bien en nuestra familia, en nuestro trabajo, en todas las actuaciones en que tengamos participación directa, ya que nosotros sí podemos conseguir cosas mejores que nos engrandezca a todos y si demostramos el ánimo que tuvieron los muchachos en la cancha, nosotros podemos conseguir cosas mejores para nosotros mismos y para nuestro país.

Podemos hacer de México un pueblo campeón que no se amilana ante nada y continuar con el ánimo de triunfadores porque nuestro pueblo dispone de materia prima suficiente para hacer bien las cosas y conseguir mejores objetivos que mucha falta nos hace a todos. Eliminemos el engaño, la violencia que no nos conduce a nada bueno, porque lo único que nos deja es tristeza y frustración.


Aprovechemos ahora a la juventud que no se amilana ante nada y que lucha cuerpo a cuerpo con todo que se le ponga enfrente y no estemos esperanzados solamente a lo que las autoridades puedan hacer por nosotros. Un simple marcador de 2 – 1 no nos va a derrotar y mucho menos hacernos cambiar de opinión o sentir tristeza de un evento deportivo. Todos queremos el triunfo para nosotros y nuestras familias, pero debemos poner mucha entrega de nuestra parte para hacer bien las cosas, eliminado cualquier actitud negativa que pueda dar cabida a la trampa y al engaño. 

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