jueves, 1 de mayo de 2014

SIEMPRE VIVE EL MOMENTO PRESENTE.

¡Lo que sea, pero empieza ya!
Hace algunos días en un desayuno de compañeros de generación de hace sesenta años comentaba algún colega que le gustaría vivir los años de estudiante, que él los añoraba y cuando me preguntaron mi opinión les dije que mi satisfacción radica en el momento presente y además de expresar que en realidad es el único del que podemos disponer, porque todos los demás o bien ya han pasado o son sólo un recuerdo. Independientemente de lo que haya ocurrido ayer o de lo que pueda pasar mañana, son pura especulación de lo que podría ser el futuro. El ahora es el momento en que estamos y por lo tanto nuestras vivencias están fijadas en el presente.

Les comentaba que ahora un  estudiante de preparatoria estará pensando: “qué feliz seré el día de mi graduación cuando ya no tenga que obedecer a los demás” y cuando concluya la preparatoria seguirá pensando que no será feliz sino hasta que se haya liberado del hogar paterno. Y cuando ingrese a sus estudios universitarios reflexionará “cuando tenga mi título entonces sí seré feliz” Después de titularse seguirá pensando que no alcanzará la felicidad hasta que no consiga un buen empleo, y cuando consiga el empleo se dará cuenta que tiene que empezar a escalar desde abajo; y ocurrirá lo mismo. Con el paso de los años aún no puede ser feliz y así sucesivamente llegará a nuestra edad de adulto mayor sin haberse permitido ser plenamente feliz, porque todo su tiempo vivido lo dedicó a planear un futuro maravilloso que nunca llegó.

De otra forma las experiencias del presente y la satisfacción de su vivir el tiempo presente, están relacionados en forma muy estrecha. Si por ejemplo tú vives plenamente cada momento de tu vida, estás inmerso en todo lo que haces, cada experiencia en curso te inspirará para que consideres que la vida es rica y placentera. Lo único que se necesita para ser feliz es vivir plenamente el momento presente y esto puede ocurrir cuando prolonguemos la convivencia con las personas que más queremos y nos importan, cada experiencia nueva con ellos te colmará de satisfacción y en cada hecho ocurrido será una vivencia que perdurará para siempre.

Y también puede ocurrir lo contrario, cuando no tienes la mente fija en el momento presente, cuando tus pensamientos están dispersos y orientados hacia lo que pasará después o dedicados a las comparaciones con tiempos pasados, te limitas a estar cerrando el paso a lo único que hace posible que puedas disfrutar los acontecimientos presentes.

Por eso lo mejor es aprovechar el vivir ahora difundiendo nuestra conciencia para hacer más placentero el momento presente. Cuando disfrutamos todos nuestros momentos presentes, eliminamos de nuestra mente el miedo y en esencia no es otra cosa que la preocupación que nos puedan originar los eventos futuros, situación que nos causa distracción en el presente.

También tú puedes encontrarte expuesto al miedo intenso cuando te encuentras inactivo; esto quiere decir que en cuanto empiezas a hacer alguna labor que te agrada, el miedo cede. Lo importante es vivir sin amenaza de temores a las consecuencias que mucho daño nos causa, aunque los hechos no lleguen a realizarse. En cambio, vivir ahora es actuar sin ningún temor, haciendo el esfuerzo de no angustiarte por algo que puede llegar o no.


Si estás preocupado por algún evento reciente, no es posible que dejes la mente en blanco y mostrarte tranquilo. Pero la mejor manera de renovar ese estado mental es actuando, comprometiéndote, participando, lo que importa es que empieces a hacer algo… ¡Lo que sea, pero empieza ya!

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