martes, 29 de abril de 2014

LA FUENTE DE LA ETERNA JUVENTUD.

Recuerdo desde niño escuchar la versión que mucha gente buscaba la fuente de la eterna juventud como símbolo de la inmortalidad y correspondía a una legendaria fuente cuyas aguas devolvían la salud y hacían que la persona que tomara de esa agua continuaría siendo joven toda su vida. Hasta había una película donde un grupo de investigadores que realizaron estudios con anterioridad, se internaban en una selva muy espesa y después de muchas peripecias la encontraban en una gruta muy profunda, por lo que tomaron mucha de esa agua y cargaron con suficiente líquido, y a su regreso del viaje fueron pereciendo cada uno de ellos, hasta que se extinguió el grupo, nunca se tuvo noticia de los resultados de esa expedición.

Nunca más he vuelto a escuchar estas versiones y lo que ahora caigo en cuenta la famosa fuente de la juventud radica en nosotros mismos que tenemos que hacer mayores esfuerzos que aquellos investigadores interesados en encontrar el agua milagrosa de esa leyenda vetusta.

Lo que yo entiendo es que desde la juventud debemos tener cuidado de la salud de nuestro cuerpo con una idea de mantenimiento para preservarlo sano y siempre en forma hasta conseguir la edad adulta, después la etapa de adultos mayores, con el  ánimo siempre el esfuerzo de enfrentarse a la realidad cuando un cuerpo envejece pero que alberga un alma sin edad y siempre joven, porque si nos damos cuenta solo somos  las generaciones que preservamos la raza humana.

Los niños de todo el mundo olvidan siempre que los ancianos alguna vez también fueron jóvenes y cometieron actos absurdos y sin sentido. La vejez es un don y que, aunque es de esperar que las descendencias más jóvenes no nos comprendan y nos ridiculicen, no debemos permitir que eso altere nuestra vida. Por lo menos yo, he de rechazar por completo la entrada de un ser viejo y enfermizo entre en mi cuerpo. Para esto siempre he tenido el propósito de mantener un buen ánimo y ver la vida con optimismo como lo más sagrado que tenemos y de no cuidarla nosotros no habrá nadie más que lo haga y esta decisión me permite actuar en cualquier nivel que yo decida, independientemente de mi edad, me agrada este recordatorio y lo aplico todos los días.

En general no debemos dejarnos llevar por una actitud negativa con un pensamiento que nos atormente que estamos envejeciendo a la par de nuestro cuerpo, es fácil rendirse y acomodarse la etiqueta que tú mismo en alguna ocasión te has colgado, de viejo e inválido. En mi caso he tenido la oportunidad de conocer las primeras canas que blanquean mi cabeza, las arrugas que van sumando una a una y me siento muy orgulloso de ellas, así como el uso de lentes que desde hace algunos años utilizo; pero eso me permite verme ante un espejo y decirle a mi cuerpo “no me vas a impedir que viva plenamente”.

 Hasta hoy me doy cuenta que la fuente de la eterna juventud, se encuentra dentro de nosotros mismos y lo único que tenemos que hacer es desplegar  nuestras habilidades y cuidados para desarrollar cualquier actividad que decidamos con el ánimo firme de estar haciendo algo útil, estudiando una actividad nueva o haciendo algún servicio social de nuestro agrado, en beneficio del bienestar de otras personas. Tenemos mucho que hacer por delante y si es posible dar la batalla completa hasta el  último día que debamos terminar una jornada completa.


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