jueves, 3 de octubre de 2013

TOMA CONCIENCIA DE TUS PENSAMIENTOS.


Los pensamientos no se ven.
Es importante que te des cuenta de: ¿Qué estás pensando en este momento?. No te dejes llevar por la creencia de que ya eres consciente de este hecho. Piensa en tu respiración hasta este momento cuando estás leyendo esta frase, sin duda habías perdido de vista el hecho de que estabas haciéndolo. La verdad es que, a menos que te quedes sin aliento, sencillamente te olvidas de ello.

El pensamiento funciona de la misma forma, como siempre lo has hecho, resulta fácil olvidar que sucede y se vuelve invisible para ti. A diferencia de la respiración, sin embargo si llegas a olvidarte de que estás pensando puedes provocar algunos problemas en tu vida, como el enojo, los conflictos internos y el estrés. Puedes hacer una prueba de ello; “intenta enojarte sin tener antes pensamientos de enojo”. Ahora: “intenta sentirte estresado sin tener antes pensamientos estresantes. O “triste sin tener pensamientos tristes” No podrás hacer nada de eso; es imposible, primero debes tener un pensamiento que la produzca, para que esa sensación se refleje en tu estado de ánimo.

Por tal motivo date cuenta que la infelicidad no existe ni puede existir por cuenta propia; es la sensación que acompaña a los pensamientos negativos acerca de la propia vida. Si no tienes esos pensamientos, la infelicidad, el estrés o los celos no pueden existir. Debes convencerte que lo único que hace que persistan tus sensaciones negativas “son tus propios pensamientos”. La próxima vez que te sientas mal en tu actuación, fíjate bien en lo que piensas, puede ser algo negativo y recuérdate a ti mismo, que son tus pensamientos lo que es negativo, no tu existencia. Esta sencilla prueba establecerá el primer paso para que puedas volver a la senda que te lleva a la felicidad.

Debes tener conciencia de tus pensamientos, porque hay gentes que con frecuencia se dejan alterar por cosas que realmente no son tan tremendas y se obsesionan por problemas y preocupaciones pequeñas y se salen  de su justa proporción. En lugar de olvidarse de esos pequeños asuntos y continuar con su actividad normal sin prestarle mayor importancia, se convencen de que su enojo está justificado y representan un enfrentamiento dentro de su cabeza, que les ocasiona momentos desagradables.

Existe una técnica eficaz para transformarte en alguien más plácido y tranquilo, debes tomar conciencia de -con qué rapidez pueden escapar a tu control- los pensamientos negativos y de inseguridad. ¿Te has fijado alguna vez en lo tenso que te pones cuando te encuentras atrapado en tus pensamientos? Y más todavía cuando te concentras en los detalles de lo que te trastorna, más te afecta. Un pensamiento lleva a otro, y a otro más, hasta que, en un momento dado se apodera de ti una agitación increíble que ya no puedes controlar.

La solución consiste en darte cuenta de lo que está sucediendo dentro de tu cabeza antes de que los pensamientos tengan oportunidad de adquirir impulso alguno. Cuanto antes te debes sorprender en el acto de formar tu bola de nieve mental, más fácil te resultará detener el proceso, antes de que puedas estallar a consecuencia de esos pensamientos que cruzan tu mente.

Lo importante siempre resulta de poner en orden tus pensamientos y disponer siempre de una paz mental, aunque muchas veces puedas suponer que eso es imposible que se de en ti, pero recuerda que es una determinación que debemos tomar por nuestra capacidad de vivir el momento presente y porque es lo que más nos conviene hacer en determinados momentos. Olvidándose un poco de los acontecimientos ocurridos el día anterior o el mes pasado, y de lo que pueda ocurrir o no pasado mañana, “ahora estás en el presente” y eso es lo que importa, estar viviendo siempre en el presente.

Sin duda has adquirido el neurótico arte de pasar buena parte de la vida preocupado en un sinfín de cosas y muchas de ellas sin importancia y otras que nunca se llegarán a realizar. Y has permitido que los problemas pasados y las preocupaciones futuras lleguen a dominar tus momentos presentes. Como resultado, también podrás posponer tus momentos gratos y tus prioridades manifiestas y tal vez tu propia felicidad, convencido de que “algún día” podrás llegar a tener una vida mejor. Y por desgracia esa dinámica mental que señala que mires hacia el futuro, no hará sino repetirse de manera que ese tan conocido “algún día” no llegará jamás, porque la rutina vuelve a repetirse y mientras tanto tú no has podido gozar de tu vida.

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