jueves, 31 de octubre de 2013

CUANTO MÁS MEJOR.


Esta era de la globalización ha hecho más ricos a los ricos ya que disponen de muchas posibilidades de ampliar sus negocios en todos los lugares donde crean invertir mejor. Esas corrientes de transacciones ha abierto nuevos mercados por todas las oportunidades comerciales que han proliferado en el mundo, creando culturas de riqueza que jamás se hayan visto en los países considerados de primer mundo. Este fenómeno económico ha originado que algunos países se conviertan en consumistas,  como es el caso de la población mundial creada en los Estados Unidos absorban la mitad de los recursos naturales del planeta.

Siempre ha existido la fórmula de “cuanto más mejor” y sobre todo esa aplicación, la observamos en nuestro país en diferentes lugares y culturas, donde los momentos más felices de todos los tiempos, han sido cuando tenemos todo a la mano, pero no se trata de que disponer de cientos de cosas sea malo, erróneo o desafortunado, aquí lo que ocurre es el deseo de atesorar más y cada vez más, en cuanto conseguimos algo o logramos una meta, la mayoría de nosotros nos inclinamos por atesorarla y continuar hacia la siguiente y hacerlo de inmediato. Esta característica anula la capacidad para apreciar otras cosas que nos da la vida y de disfrutar de las muchas bendiciones que nos prodiga.

Cuanto más mejor es una enfermedad del siglo XX que se ha convertido en una creencia de la vida diaria. ¿Dónde está la paz en cuanto más mejor? Esta búsqueda de más posesiones le condena al hombre de disponer de mayor número de posesiones, para lo cual le censura a uno a manejar una vida de constante lucha. Con esos cuestionamientos es imposible disfrutar plenamente de la vida.

Algunos de los indicadores de que el cuanto más mejor, son los siguientes: tienes que estar ocupado para sentirte satisfecho, debes ganar más dinero del que ganas, has de obtener un ascenso para demostrar tu valía, necesitas reunir varias cosas. Éstos son síntomas que deben ser observados y tratar de desterrarlos poco a poco de tus creencias y convencerte de que en realidad necesitas pocas cosas para vivir y lo que resulta más importante, para demostrarte que eres libre.

En alguna ocasión alguno de mis compañeros estrenó su casa en una zona agradable y cuando me platicó se mostraba muy contento y feliz de estarse cambiando a ella. Cuando estaba instalado le volví a encontrar y me decía que sí se sentía a gusto, pero ya estaba pensando en que su siguiente casa iba a ser más grande para que él y su familia pudieran gozar de mayor espacio. Yo considero que su idea que traía en mente de “más es mejor” no le permitió disfrutar su nueva casa. Lamentablemente no es el único caso, considero que en diferentes niveles muchos actuamos  así.

Cuando una idea de esta naturaleza nos sorprenda, lo mejor será relajarnos hasta donde más puedas y reflexiona con cuidado cuánta energía vital utilizas en la consecución de lo que ni quieres ni necesitas. Si es mucha la insistencia de posesión, repite con frecuencia en forma diaria, graba una frase en tu mente hasta que la imprimas, diciendo en forma tajante “no voy a perseguir ese objetivo”.

Al liberar la energía de los pensamientos que anteriormente aplicabas a conseguir más cosas, empiezas a liberar la idea de experimentar la energía de posesión de atesorar mayor número de cosas materiales. La ventaja que obtienes cuando adoptas esta actitud, los muchos objetos que perseguías, incluido el monetario, comenzará a aparecer en tu vida pero si ningún esfuerzo de persecución. Empezará una nueva frase “menos es más, la paz es mejor”

Cuanto más mejor te puede llegar a detener en el grupo de lo físico, con lo que el yo espiritual no tiene cabida en la vida diaria. La energía interna se concentra en las cosas materiales, las compras, los premios, los trofeos y el dinero. Estos juegos los aprendimos muy rápido en una edad temprana, propiamente desde los primeros años de escuela, nos piden y buscamos conseguir las mejores calificaciones, distinciones y reconocimientos y muchas personas experimentan sentimientos de culpa por no haber destacado en la escuela o por haber fracasado en su objetivo porque se sienten incompetentes, esta es una espiral que nunca termina.

Lo que siempre buscamos es conseguir la sensación de paz y ésta aparece cuando nos separamos del “cuanto más mejor”. Esa sensación aparece cuando verdaderamente aprendemos a vivir, cuando sentimos que somos libres y que el yo espiritual ha encontrado la tranquilidad.

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