jueves, 21 de marzo de 2013

SEPARACIONES Y DIVORCIOS.


Cuando el amor no es consistente y fracasa en una unión de pareja, se origina el divorcio y quienes llegan a resentir las consecuencias de esas separaciones, son los hijos que actualmente ascienden a l.6 millones de niños mexicanos     que no viven con sus dos padres. Hay quienes creen que como son flexibles se adaptan fácilmente a su nueva vida. Puede asegurarse que pueden pasar por una experiencia difícil y crítica.

Por lo general los hijos son los últimos en enterarse de la separación de sus padres, cuando la noticia no se les informa con tacto llegan a sufrir conmociones seguidas por depresiones, pérdida de autoestima, enojo, sintiendo en varios casos de que ellos son los responsables de la separación de sus padres.

Los niños cuando son muy pequeños y  sus edades fluctúan entre dos y cuatro años de edad, se sienten  culpables, trastornando con ello su desarrollo, se vuelven más dependientes, piden que les den de comer en la boca y sufren otros deterioros que afectan su formación. Los mayores de entre seis y ocho años, también sufren con  frecuencia la culpa de esa ruptura, por temor a que sus padres los abandonen o pierdan su cariño. En opinión de los expertos, son edades críticas para los hijos de padres divorciados.

El problema de los hijos de padres divorciados, son muchachos que crecen con muchos problemas, sobre todo de autoestima que entre culpables e inocentes, siempre tienen la duda del porqué se motivó la separación de sus padres y siempre existe una crisis por la variante de vida para ellos al cambiar de domicilio, al tener nuevos amigos, establecer nuevas rutinas de vida y formar nuevas costumbres al estar separado del padre o de la madre.

Es sumamente difícil iniciar nueva vida entre dos hogares diferentes, con un padre en cada uno y esos es cuando permanecen cercanos a sus padres. En ocasiones los padres no pueden atenderlos y es la razón por lo que los abuelos ya sea paternos o maternos, se hacen cargo de la situación en apoyo de sus hijos hasta que se termina el juicio de custodia, mientras transcurren las prolongadas y dolorosas batallas de las que nadie sale bien librado. Algunos padres solicitan la custodia y pretenden con ello que los niños no vuelvan a ver el ex cónyuge.

Y mientras se libran estas batallas los hijos son los que teniendo menos culpa, son los que más les afectan estos cambios. Se ha visto que en México, la mayoría de juicios se resuelven a favor de la madre, mientras que el padre puede llegar a convivir con sus hijos, mediante un programa de visitas que puede estar asignado a establecer fechas en fines de semana y parte de las vacaciones.

En el proceso que siguen los divorcios, los hijos son los que resienten en gran parte el daño, alterando siempre su bienestar emocional y en buena medida mucho depende de la relación que sobrelleven los padres después de la separación. El divorcio no es fácil de aceptar para ningún niño y algunos de ellos llegan a salir bien librados. Una vez conocida la sentencia de divorcio, recuperan la confianza en sí mismos y se sienten más relajados.

Muchos niños prefieren la separación de los padres, a continuar soportando los pleitos conyugales que cuando las discusiones llegan a mayor grado en las parejas, empiezan los malos tratos a gritos y golpes que finalmente llegan a una separación de divorcio. Una vez pasada esta etapa del divorcio, disminuye el miedo y el estrés para los hijos. Ahora tienen unos padres más tranquilos y tienen la oportunidad de recibir un mejor trato de ellos, en una forma más relajada y viendo que sus padres aunque separados, pero ahora ya se sobrellevan en mejor forma.

Los divorcios nunca son buenos, ya que se consideran como un fracaso de los matrimonios, lo que equivale a decir que si alguna vez hubo amor y comprensión, todo eso se derrumbó y terminó en un fracaso. Un fracaso mayor surge cuando hay de por medio hijos de ese matrimonio. Puede existir mucho interés de los padres divorciados en apoyar a sus hijos a encauzar su vida, pero el daño ya está hecho y después tratan de justificar su conducta.

Una regla que debe seguirse, es que no obstante la separación, las parejas permanezcan unidas como padres. Deben continuar apoyando a los hijos con la finalidad de que continúen haciendo una vida útil al considerar que ellos no tuvieron ninguna culpa en la separación de sus padres; éstos a su vez, a pesar de haber tenido un fracaso matrimonial, supieron hacer frente a su compromiso y lograron hacer de sus hijos gente de bien.

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