lunes, 8 de octubre de 2012

EL TRABAJO COMO ELEMENTO VITAL.

Elemento Vital.
Cuando veo actualmente oleadas de jovencitos que se agrupan en diversas partes de la ciudad sin hacer nada y con el solo objeto de estar reunidos, me inquieta saber que será de ellos en los años cincuenta, cuando estén a punto de ingresar a la tercera edad y si bien les va, algunos podrán gozar de la tercera edad tranquila y feliz, pero una gran mayoría ¿Qué pasará con ellos?

La vida es algo más que trabajar, se escucha decir con frecuencia en la actualidad, pero más bien pienso que “se debe trabajar para vivir” no “trabajar para vivir” y en nuestro mundo actual se observa que cada vez hay menos trabajo bien remunerado. Lo que a mi juicio corresponde que los muchachos deben capacitarse para desempeñar un trabajo, y solamente en nuestro país donde la educación es gratuita, desde estudios iniciales hasta la profesional. Si es una realidad que las escuelas públicas no tienen cupo para aceptar a tantos jóvenes, ellos deberían prepararse en otra clase de ocupaciones sub-profesionales, en trabajos de aprendizaje como artes y oficios, para poder adquirir un empleo razonable que les permita una forma honesta de vida.

 En días pasados escuchaba una entrevista por radio a un joven mexicano radicado en Estados Unidos desde hace seis años y le preguntaba el entrevistador de qué trabajaba en ese país, y él contestaba: -ahora de panadero, pero otras veces en un restaurant de mesero, he trabajado de jardinero y de operario en otras labores pero lo importante es que no me falta trabajo para ganarme algunos dólares que utilizo para varias cosas”.

Cierto es que en nuestro país ahora está muy escaso el trabajo y la gente está desempleada por falta de empleo, pero muchos hogares se sostienen porque los jefes de familia han cambiado de giro y ahora son taxistas, comerciantes ambulantes, dueños de pequeños negocios de comidas, peluquerías y otros menesteres que pueden ofrecer sus servicios, que les permite obtener recursos para subsistir en alguna forma y son los que constituyen nuestra economía informal.

En otras actividades, varias gentes con mayor iniciativa, disponen de dos y hasta tres empleos, donde se han podido  colocar y les permite una forma de vida con holgura económica, pero con algún desgaste que les produce tensión y es sabido que esas actividades son causa de estrés, que en alguna forma provocan estragos en los seres humanos.

En cualquier forma estas situaciones de vida, están relacionadas con tensiones biológicas que si no existen cuidados adecuados, pueden ser causa de principios de malestares corrientes como: úlceras, hipertensión arterial, males cardiacos, alergias y otros trastornos que se van acumulando y que en momentos de vida futuros, pueden ocasionar trastornos mentales e incluso  aceleran el envejecimiento.

Lo cierto es que cuando se es joven es una necesidad capacitarse para desempeñar alguna actividad, si por alguna razón no fue posible lograr inscripción para hacer una carrera profesional. Lo importante es que lo que decida hacer, se realice con gusto, ¿debemos soslayar el trabajo arduo o difícil porque provoca tensión? Definitivamente no. La tensión y el esfuerzo son la sal de la vida. Son inherentes a todos los tipos de actividad y solo podemos evitarlos no haciendo nada.

Además, ciertos tipos de actividad tienen un efecto curativo; ayudan a mantener en buen estado el mecanismo de la tensión, así como la actividad que nosotros desempeñamos y que nos mantiene en buena forma física.

Nuestra meta no ha de ser evitar el trabajo, sino al contrario, con el tiempo ir buscando el que mejor nos guste realizar y el más apropiado para cada uno de nosotros. Esta es una forma adecuada, para evitar la tensión perjudicial al seleccionar un ambiente, que esté  de común acuerdo con nuestras preferencias innatas y realizar siempre un trabajo que nos agrade, que respetemos  y que no consiga frustrarnos, por quedar fuera de nuestra capacidad. Sólo así podemos eliminar la necesidad de constantes adaptaciones, causa principal que origina la tensión dañina.

El trabajo desgasta al hombre principalmente por la frustración o el sentimiento al fracaso. Cada período de tensión especialmente es el resultado de luchas que no han tenido éxito, deja marcas irreversibles que se van acumulando con el transcurso del tiempo y que en forma prematura producen los signos del envejecimiento de los tejidos. La actividad fructífera, por intensa que sea casi nunca deja marcas negativas, sino que proporciona al hombre la sensación confortante de fuerza juvenil. Muchos trabajadores incansables que sobresalen en cualquier actividad especializada, alcanzan edades muy avanzadas como respuesta de las vidas activas que llevaron de por vida.

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