Es
posible que mucha gente no resista el cambio porque siempre tendrá sus buenas
razones para sostener su manera de pensar, sobre todo cuando considera que se
le dificulta obtener éxito en sus proyectos porque al intentar superar los
retos de uno en uno, se va acuñando una nueva definición de satisfacciones que
le ayudan a conseguir sus metas en beneficio suyo y de sus seres queridos. Al
sentirse más cómodos con sus logros, aprenderá que el éxito no tiene por qué
tirar, apretar o rozar si llevan puesta la mira en conseguir beneficios.
Debemos
considerar que el éxito auténtico y
el que conocemos como éxito terrenal no se excluyen mutuamente. Es
posible que se consiga de uno en uno, pero tratar de conseguir los dos en forma
simultánea se considera como un sueño imposible debido a las diferencias que
existen en cada uno de ellos. No es necesario optar por uno de los dos,
solamente debemos seleccionar cual nos puede ayudar a salvarnos a nosotros
mismos y a nuestros seres queridos y decidir ése en primer lugar.
La
biblia que es uno de los volúmenes más antiguos nos hace la indicación de “no podemos servir a dos amos” a Dios y
al dinero aunque existen casos en que esta situación así ocurre y las sagradas
Escrituras no hacen ninguna mención. Es por ello que tú necesitas duplicar tus
esfuerzos y basar tu vida en el éxito auténtico, puedes estar dispuesto con
mucha participación en el éxito terrenal, en la medida en que tú estés
dispuesto a cubrir tu cuota con la mejor moneda que existe, con tu vida y en
esas condiciones cada quien selecciona su destino.
Debes
aceptar que el éxito puede llegar a ser tan importante en la medida en que te
ubica en una posición ventajosa, en la que puedes realizar las cosas que más te
gustan o aquellas que siempre has deseado ejecutar. Muchas personas han tenido
la oportunidad de realizar las dos funciones en forma conjunta porque la misma
vida les ha ido colocando en el lugar preciso y en el momento adecuado, y ellos son libres de seleccionar lo que más
les gusta hacer; porque su mayor fracaso paradójicamente pueden ser una serie
de éxitos relativos bastante prolongados y ninguno de ellos pueden estar
relacionados con su verdadera vocación a realizar, en otras palabras su fracaso
consiste en no desarrollar sus verdaderas aptitudes que siempre ha soñado para
triunfar. Los fracasados ocultos no sufren tanto un agudo sentimiento crónico
de decepción.
Cuántos
de nosotros estamos desempeñando un trabajo que no es de nuestro agrado y que le
llegamos a odiar, sintiéndonos aterrorizados ante los riesgos que implica el cambio,
llegado el caso en que nos despreciamos por no realizar todo lo que está en
nuestra mano y en nuestra decisión. Puede ocurrir con frecuencia que llega el
momento en que el mundo nos alaba por nuestra labor, y en el fondo albergamos
en un rincón de nuestra mente de que hemos fallado a realizar nuestras mayores
esperanzas que desde nuestra formación universitaria habíamos deseado llegar.
Siempre
hemos tenido temor al fracaso, pero tanto si lo arriesgamos todo como si
obramos con cautela, no podemos eludir el fracaso público como oculto en
nuestras vidas. El fracaso nos proyecta más allá de nuestra capacidad
consciente para que podamos desarrollar
nuestro yo auténtico. Esta situación que nos puede ocurrir, puede ser
considerada como el generoso regalo del
fracaso. Y en la vida, lo peor que puede ocurrirnos no es fracasar. Es no
haberlo intentado nunca, desde esta perspectiva… Los listos no pueden fracasar nunca.
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