Gran
parte de nosotros creemos haber tenido el éxito en varios aspectos de nuestra
vida porque sentimos que lo hemos alcanzado. Esto puede ocurrir en diferentes
etapas de nuestra existencia, aunque muchas veces sentimos en lo más profundo
de nuestro sentir. Podemos creer que no ha ocurrido tal acontecimiento. Muchas
veces lo hemos alcanzado y rara vez lo admitimos y por este motivo queremos
gustar al mundo, así como a toda la gente que lo habita. Estamos aquejados de
una potente combinación de condicionamiento público y privado durante toda una
vida.
Si
consultamos el diccionario podemos conocerlo como “la consecución del fin deseado” y “la obtención de riquezas, favores o eminencia”. Cuando alcanzamos
el éxito “prosperamos, medramos,
florecemos” y cuando no lo alcanzamos, queremos que la tierra nos trague.
Podemos considerar que lo opuesto al éxito es el fracaso y lo comparamos como
una cuestión de blanco o negro. Es lo bueno o es lo malo, es un golpe de suerte
o es tener mala suerte y en realidad no es ninguna de esas cosas. Son las dos
fuerzas del Universo sobre las cuales no podemos tener absolutamente ningún
control. Olvidamos que lo único que podemos controlar es nuestra respuesta al
éxito y al fracaso.
Anteriormente
se llegó a considerar que el éxito, el poder y la riqueza se consideraban
manifestaciones físicas como una gracia otorgada por la Divina Providencia.
También se consideraba como la búsqueda del éxito como “nuestra enfermedad nacional. En el caso de los norteamericanos lo
consideran como “la realización del sueño
americano”. Un siglo después, aun cuando vemos a las víctimas
desmoronándose a nuestro alrededor, seguimos sin creerlas. En estos casos hay
que recordar con mucha frecuencia que es lo que el mundo nos otorga; también
puede llegar el momento en que nos lo arrebata y esta situación puede ocurrir
con frecuencia si no tomamos las debidas precauciones para su conservación.
Y
lo que puede ocurrir en estos casos, es que la mayoría de nosotros tenemos una
versión muy diferente de que existen dos clases de éxito: “el terrenal y el auténtico” porque con frecuencia necesitamos
precisar cuál es el éxito que verdaderamente buscamos y para ello necesitamos
saber entre lo que es real y entre lo que no lo es, porque el éxito forma parte
del plan de estudios por el que todos transitamos, como es el caso de la
Universidad de la Vida.
Necesitamos
precisar cuál es la clase de éxito que tenemos la pretensión de conseguir,
porque no hay nada de malo cuando iniciamos la búsqueda del éxito terrenal y la
independencia económica y esto me hace reflexionar que el verdadero objetivo de
la vida es vivir siempre amparados con la luz de nuestra razón que es por lo
que luchamos durante nuestra existencia y no afanarse por conseguir el
deslumbrante destello de lo que puede durar un flash al dispararse y es cuando
entramos en conflicto que el éxito cuando es efímero y no lo sabemos cuidar,
nos lo pueden arrebatar de las manos y perderlo en un momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario