En
esta ciudad cada vez con mayor población y con motivo de que las distancias
parecen alargarse cada vez más por el exceso de tránsito que cada día aumenta y
parece que ya estamos muy cercanos a los cinco millones de vehículos en la
ciudad y parece ser que el crecimiento no tiene para llegar a su fin. Por esta
situación la gente está muy tensa y vemos con frecuencia rostros muy ríspidos pero
considero que aun así se reflejan personas que en otro momento son nobles y
amables.
Estas
inquietudes se deben a que la gente camina con mucha premura y lo importante es
que se sientan bien y actúen tal como son, enorgulleciéndose de sus logros como
medida constante para obtener el sueño perseguido por tanto tiempo y que logren
hacerlo realidad en el mundo físico, sin dejar que algún día nada se
desperdicie.
Muchas
gentes que se preparan para lograr sus objetivos, pero temen enfrentarse al
éxito que al fracaso, debido a que antes de obtener una respuesta, consideran
que pueden asimilar más fácilmente el fracaso porque consideran que les resulta
más familiar y en cambio obtener el éxito les obligará a dejar su zona de comodidad y eso implicaría dejar
sus rutinas bien establecidas no solo en ellos sino incluir algunos cambios de
vida en sus familiares.
Diversas
personas temen alguna promoción que les mejore su situación económica, debido a
que deben cambiar de residencia y eso implicaría, limitar los pagos de
hipotecas, el seguro médico para sus familiares, interrumpir en alguna forma
los estudios de sus hijos y muchas otras actividades con implicaciones en sus
relaciones familiares, así como otras incomodidades que les afectaría en su
círculo de confort con sus amistades, el club social y otros signos
representativos.
Además
de aceptar un cambio equivalente a aceptar nuevos retos y el temor a someterse
a los fallos que pudiera representarle con riesgos inherentes a otras
responsabilidades del nuevo cargo a desempeñar. En esta circunstancia debemos aprender
de los niños cuando se aplican a andar: se caen y se levantan e insisten
en hacerlo varias veces hasta acertar.
Si recordáramos nuestros intentos cuando aprendimos a hacerlo, y si en algún
momento hubiéramos dicho: “no lo voy a
conseguir” ¡no merece la pena!, hoy no sabríamos caminar.
Pero
afortunadamente en el bebé es diferente, va experimentando y fallando hasta
que, un día logra su objetivo y lo vemos dar sus primeros pasos y después de
ello, hasta correr. En nuestra educación, no podemos reaccionar así porque la
imagen que tenemos de nosotros mismos se va destruyendo y es el momento en que
debemos traer a la mente el recuerdo de aquel bebé persistente que en algún
momento fuimos.
Debemos
reconocer que todo en la vida no lo podemos conseguir a la primera, es
necesario tener una preparación adecuada para aprender de nuestros fallos y si
en tu caso dices “no quiero fallar”, será
más complicado para ti que logres progresar en la vida. Cuanto mejor aceptes
tus tropiezos, más oportunidades tendrás de aprender de ellos para mejorar tu
aprendizaje y seguirás progresando hasta hacer bien las cosas: acertando hasta una siguiente ocasión lo
conseguirás mejor… Los errores son puntos cruciales en nuestra existencia.
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