martes, 29 de julio de 2014

BUENA SALUD-SANA COSTUMBRE.

Cada semana me reúno con un pequeño grupo de compañeros de mi generación y por consiguiente “jóvenes” con edades cercanas a los ochenta años, lo que ha modificado un poco nuestro aspecto físico: color y escasez del pelo, arrugas marcadas, peso corporal y otros tantos factores que son signos del tiempo que ha dejado pequeñas huellas en nosotros, pero con el mismo humor de antaño y mejores recuerdos de tiempos vividos en plenitud de actividades.

En ocasiones hablamos de los últimos decenios, mencionando que la medicina ha logrado controlar de las principales enfermedades infecciosas que aquejan a la humanidad, pero aún es impotente para aliviar los males crónicos que nos causamos nosotros mismos por nuestra ignorancia y por no aprovechar los conocimientos que ya son del dominio público como es el caso de alcanzar “la buena salud” que es o debería ser algo muy divertido.

Nuestras reuniones las hacemos en un acostumbrado desayuno los días viernes. Conozco mucha gente que no acostumbran desayunar para cuidar el peso o porque no les da tiempo de hacerlo. En opinión de especialistas en nutrición, opinan que la primera comida del día debe ser fuerte, e incluir alimentos ricos en proteína, como el huevo, la leche y cereales, que se absorben con mucha menor rapidez que el azúcar simple y, por tanto ayudan a mantener un nivel adecuado de energía durante la mañana, sobre todo cuando se desarrollan jornadas fuertes de trabajo ya sea manual o intelectual.

Otra función que se ignora, es la de hacer poco caso a la respiración. Ya Voltaire decía desde hace más de dos siglos: “Muchas de las enfermedades humanas se curarían con la respiración” lo que en una época sedentaria como la actual con los aparatos electrónicos en uso, poco caso se hace de ejercitar esta función. Cuando disponemos de algún momento libre y podemos practicar la respiración profunda, continuamos disfrutando frente al televisor o bien “twitteando o contestando correos” como sana costumbre y utilizando apenas la décima parte de nuestra capacidad pulmonar, en vez de practicar algún ejercicio que promueva una mejor oxigenación de la sangre.

Hablando de ejercicio corporal, ignoramos la práctica de algún ejercicio corporal necesario para beneficio de nuestro cuerpo. Hipócrates que fue considerado el padre de la medicina decía: “Todo aquello que se usa se desarrolla; todo aquello que deja de usarse, se atrofia” Sin ejercicio nuestro organismo se atrofia y podemos volvernos obesos, además de quedarnos sin aliento al menor esfuerzo, nos sentimos cansados con propensión a enfermedades cardíacas.

Algo que podemos considerar intrascendente es promover con frecuencia “la risa”. Hace más de 2000 años Aristóteles consideraba la risa como un ejercicio corporal de efectos preciosos para la salud. Posteriormente filósofos y siquiatras, desde Platón hasta Freud, estuvieron de acuerdo con el acto de reírse porque se caracteriza por la impensada liberación de las tensiones que tanto afectan actualmente a la humanidad, probando que la risa ayuda a la buena digestión al estimular las secreciones glandulares, relaja la musculatura, dando brillo especial a la mirada.

Y así encontramos varios factores a los que damos poca importancia y sin embargo  contribuyen en forma efectiva a la conservación de nuestra salud, que ni siquiera miles de hospitales y clínicas pueden asegurar, porque son obra de nosotros mismos. Ahora encontramos muchas ficciones emitidas por laboratorios y dispensarios médicos que hacen recomendaciones y medidas sanitarias con fines de mercadotecnia que tampoco lograrán esa finalidad ya que el mantenimiento de una buena salud… “Sólo depende de cada uno de nosotros”


Estos son algunos de los diversos comentarios que hacemos en grupo de amigos ochentones y es la razón por la que promovemos estas razones, para promover otro motivo de conservación de una buena salud, como es la de promover las “Frecuentes ejercicios sociales”

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