A VIVIR CON LA NATURALEZA. |
Debo
agregar que el médico general quien me atendió lo considero primero muy humano,
segundo como una gran persona y tercero como un profesional muy capacitado,
porque es un especialista muy acertado, del que guardo un afecto muy especial.
Recuerdo que finalmente después del reconocimiento médico me hizo, me dio de
alta con una expresión que fue mejor que la medicina que anteriormente me había
prescrito, y me refiero a la siguiente expresión… ahora sí, ¡A vivir don Daniel! fue la mejor
medicina de todo el tratamiento.
Digo
que fue la mejor medicina recibida, porque me hizo pensar en vivir el momento presente, que es en gran
parte, la medida de mi paz mental que está determinada por mi capacidad de
vivir, olvidando lo que haya sucedido durante el transcurso de mis días grises
de malestar que duró todo mes, o lo que haya sucedido en el mes pasado y de lo
que puede o no ocurrir mañana, ahora recibí esas palabras de aliento que fueron
un bálsamo para mí y que estarán presentes en mi mente… por mucho tiempo.
¿Por
qué? Porque la expresión “a vivir”
expresa muchas cosas, tantas como apreciar las cosas de la naturaleza, es
suficiente con alzar la cara y ver el cielo, admirar una salida de sol,
observar un atardecer y como el sol se pierde en la llanura, admirar la
imaginación de un niño en sus juegos, contemplar las los colores de las flores,
mantener la vista fija en una tarde lluviosa, olvidando de que algún día tendré
una vida mejor, ya que no puedo esperar esa fecha y la tengo en este preciso
momento cuando estoy contemplando un atardecer y me siento realizado de estarlo
haciendo. Estos detalles los hemos considerado siempre como menores y sin
importancia, surgiendo una pregunta ¿Por qué siempre nos fijamos en lo malo y
no en lo bueno? o bien, ¿Por qué siempre nos fijamos en lo que nos falta
en vez de hacerlo en lo que ya tenemos? lo que demuestra que fijamos nuestra
atención en las cosas externas, sin darnos cuenta que mientras tanto la vida sigue
transcurriendo.
Me
doy cuenta de que mucha gente lleva su vida como si su existencia le
representara solamente un ensayo que está viviendo mientras hace proyectos para
conseguir un objetivo que la hará feliz, sin saber cuándo conseguirá su deseo.
Olvidando que ninguno de nosotros, aun siendo la persona más fuerte y sana,
tiene la garantía de estar vivo mañana o pasado mañana. El aquí y ahora es lo único que tenemos y el único tiempo sobre el que
podemos ejercer algún control.
Mientras
estamos ocupados en nuestras actividades “desarrollando
nuestras vidas” nuestros hijos están ocupados en sus asuntos y también
haciendo sus vidas, las personas a quienes guardamos estimación se mudan de
domicilio o de ciudad de residencia, nuestros compañeros pierden su forma
física y mientras tanto muchos de los sueños que teníamos por realizar se nos
escapan de las manos, y también así es como pasa nuestra vida.
Podemos
darnos cuenta de que lo único que tenemos es el presente, sin importarnos ya lo
que haya pasado ayer y lo que esté por ocurrir mañana, debemos inclinarnos en
fijar nuestro interés en lo que pasa hoy. Debemos fijarnos en los niños
pequeños, quienes involuntariamente se concentran en lo que están haciendo en
ese momento, sin fijarse en lo que hicieron ayer y debemos darnos cuenta que
cuando llegamos a adultos, iniciamos el arte de las preocupaciones por todo y
de todas las cosas. Traemos en mente algún problema que tuvimos y no lo
soltamos por varios días, llegando a pensar cosas que no existen.
Aun
los jóvenes que cursan estudios universitarios que contemplan el momento de ser felices cuando terminen sus
estudios y reciban su título profesional, lo hacen sin darse cuenta que deben disfrutar lo que hacen hoy por el
hecho de estarse preparando, y no por el resultado final que no saben cuando
llegará.
Por
eso debemos dedicarnos a vivir el momento presente, eliminando los temores de
lo que pueda ocurrir en el futuro, eliminando las preocupaciones que pueden
llegar a distraernos por los eventos que pudieran ocurrir en el futuro,
trastornando solamente nuestro buen ánimo, pensando cosas que en la realidad,
ni siquiera lleguen a ocurrir.
.
Recuerdo la cita de Mark Twain quien expresó que… “su vida había atravesado por momentos terribles, ¡entre los cuales
algunos realmente habían ocurrido!
Por
eso me quedo con la expresión… “a vivir
don Daniel”
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