jueves, 10 de marzo de 2016

LA FILANTROPÍA EN MÉXICO.

Qué agradable sería que en nuestro país nuestra gente tuviera vocación para apoyar una labor filantrópica para apoyar la causa que más le agradara y de la manera que mejor pudiera desempeñar causas nobles para con los ancianos, los niños, la educación, los enfermos o cualquiera otra labor que ayudara en forma directa en la sociedad en general.
                                                                                                       
Las cosas no son así ya que en encuestas que se han hecho por Universidades extranjeras dedicadas a estas actividades, nuestro país ocupa los últimos lugares en términos del porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que de acuerdo a estos datos México recibe menos del 7 % de sus recursos de donaciones privadas. Estos donativos constituyen solo el 0.04 % del PIB.

Lo ideal sería que la gente diera algún donativo ya sea en dinero, en especie o en tiempo sin esperar ni recibir nada a cambio. Esta labor equivale a una de las satisfacciones más importantes de que puede disponer una persona. Sin embargo, eso no ocurre así en nuestro medio tal vez por falta de cultura y por el contrario, el dar se convierte en una situación imposible de ser realizada.

En buena medida la palabra “Filantropía” se asocia normalmente con dinero, se entiende como un donativo que dan los que tienen a los que n tienen. Pero el concepto es todavía más amplio. Nuestras leyes fiscales carecen de incentivos suficientes para tener oportunidad de promover del sector privado, civil o empresarial, donativos  suficientes para cubrir muchas de las necesidades que tienen las  Fundaciones y las Organizaciones dedicadas a promover las obras de ayuda para beneficio de la sociedad necesitada.

 Como mexicanos debemos involucrarnos en la operación que más nos atraiga y de la manera en que mejor nos convenga y mejor resulte, pudiendo ser el caso de participar en forma activa, para lograr un modelo de país sano y exitoso cuando sus habitantes se involucren como parte de su actuación cotidiana, cuando una empresa lo hace como parte de su función y obligación como ciudadano corporativo y cuando un gobierno le impulsa, reconoce e incentiva.

Para lograr estos objetivos, no importan las edades, ya que cualquier persona que lo desee, puede participar a construir una sociedad más participativa que apoye la reconstrucción de un frente único de ayuda, invitando a las nuevas generaciones de jóvenes mexicanos que se involucren en estas tareas de ayuda para promover el patrimonio material e inmaterial, que contribuya a fomentar la filantropía como una cultura única en beneficio de la sociedad.

Si todos participaran al servicio de nuestra comunidad, con su tiempo, su trabajo, su creatividad y talento; en recursos económicos, desprendiéndose con un poco de sus posibilidades de dar; sería mucho lo que se podría lograr para conseguir un mejoramiento y avance de lo que todos pretendemos para un futuro mejor.


El autor forma parte del Patronato de la Fundación Matías Romero en su calidad de Patrono Tesorero, por lo que invita a las personas que deseen colaborar para apoyar y ayudar a quienes verdaderamente lo necesitan. Sus aportaciones las pueden hacer a cualquier Fundación que seleccionen.

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