lunes, 14 de septiembre de 2015

SEPTIEMBRE 11 FECHA MEMORABLE.

Al considerar fecha memorable el once de septiembre me referiré al día en que me gradué de padre o papá de mi primer hijo que representó una experiencia diferente a las que había recibido antes, porque además de todos los preparativos previos de visitas al médico ginecólogo, preparativos y todo lo relacionado con lo que se conoce como “la espera”, la emoción de recibir a un niño varón con nombre y apellido, resultaba muy impresionante, pero todo ello junto no fue ni la mitad de la emoción de esta fecha, cuando fuimos citados al Hospital Español y después del nacimiento del bebé que llegó la enfermera con él en brazos y lo depositó en mis manos, me paralicé y como una película proyectada en mi mente, pensé tantas cosas, recuerdo que únicamente pensé “¿y ahora, que hago?”. Momentos  únicos que cambiaron mi vida.

Todo esto fue una experiencia inolvidable. Piensa uno tantas cosas que podría uno escribir un libro de todos los pensamientos que pasaron por mi mente. Tengo entendido que los pensamientos que una persona normal tiene durante un día, son 60.000 en forma aproximada, en esa fecha y en esos momentos supongo mis pensamientos fueron el doble de esa cifra.

A los treinta  años, estaba empezando la vida familiar, y este regalo divino me motivó para continuar una nueva época que empezaba para mí, comprendí que en esta vida cada uno de nosotros es especial y único y que el amor es el recurso más poderoso con que contamos. Por eso veía al recién nacido como un ser especial y único y al ser tan esperado, le entregamos todo el amor como un premio a su llegada.

Cuando se es papá por primera vez todos los acontecimientos son nuevos, no está uno preparado para lo que se debe hacer ya que no existe un “Manual para padres primerizos” o algo parecido, todo ocurre improvisado y trata uno de hacer las cosas lo mejor posible.

Recuerdo que acompañe a mi esposa a una cita con el  ginecólogo Dr. Kuba Lichtinger y después de la revisión le preguntó algo muy especial ¿Señora todo está listo, cuándo quiere que nazca el bebé?, la respuesta fue ¡Mañana mismo doctor! Y así fue: nos citó para el día siguiente 11 de septiembre a las nueve de la mañana –y de esta forma aconteció todo-.

La llegada del bebé fue con beneplácito y muy esperada por todos los familiares tanto de ella por ser la primer hija casada y por mi parte por ser el último hijo que se casaba, ambas familias de varios hermanos, y por fin hizo su aparición Daniel para felicidad nuestra y de todos nuestros familiares de quienes recibimos muchas muestras de cariño todos los días.

Estas son fechas que se recuerdan con mucho amor porque se guardan en la memoria y en el corazón, y cada año cuando estas fechas cruzan por nuestra mente, son recuerdos muy gratos que siempre tenemos presente y gozamos cada vez que nos acordamos de algún detalle. Considero que son momentos que vale la pena vivir porque son acontecimientos que nos recuerdan que estamos vivos y cumpliendo una misión que se nos ha encomendado y que valoramos con amor, para finalmente reconocer que… “VALE LA PENA VIVIR”










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