martes, 3 de marzo de 2015

INSOMNIO TEMPORAL.

De acuerdo con las estadísticas que conocí hace varios años, se decía que de las 24 horas del día, se dedicaban ocho horas para dormir, ocho horas para una jornada de trabajo y ocho horas para dedicarlas al sueño porque el cuerpo necesitaba recuperar energías y tal vez así ocurría por la tranquilidad en que transcurría la vida en esa época. Esto se debía a que la población era mucho menor que ahora, había menos fábricas, automóviles, los aviones transitaban menos, las ciudades disponían de menos ruidos, servicios de luz, las distancias fueron menores y  aun los teléfonos fijos disponían de mucho menos uso. Con estos antecedentes la gente podía dormir más tranquila porque había más unión en sus familias y los trabajos eran más uniformes en sus horarios diurnos y nocturnos.

Las costumbres han cambiado en la actualidad y mucho; ya que en principio la gente duerme menos tiempo que antaño por múltiples razones, trabajo, diversión, compromisos, viajes y tantas otras actividades que ocupan el tiempo que antes se dedicaba a atender el sueño. Según las estadísticas de autoridades médicas, el 48% de la población en nuestro país padece de insomnio principalmente en mujeres y personas de edad avanzada, pero muy pocos acuden al especialista para ser tratados médicamente del insomnio.

Se  considera que dormir bien es muy necesario hacerlo, sobre todo para recuperar la fatiga física y la tensión nerviosa acumuladas durante el día. Se trataba de solucionar la falta de sueño con remedios caseros como es el uso del vaso de leche tibia antes de dormir, las infusiones de valeriana, tila estrella, toronjil, pasiflora, lavanda, amapola y otras tantas recomendaciones de plantas más utilizadas para conciliar el sueño.

No hay nada más desesperante que se utilicen todos los remedios, se consulte a especialistas y el sueño no llega, y permanecemos con los ojos abiertos en plena noche, dando vueltas en la cama sin poder dejar fuera de la mente, los problemas que nos aquejan y las preocupaciones que pueden quedar pendientes de un día intenso y que por la noche se agigantan  y llega la mañana y nos encontramos somnolientos, irritables y sin concentración y con la idea de que existen muchas posibilidades de que por la noche ocurra nuevamente el patrón de la noche anterior.

Cuando se plantea una situación de esta naturaleza al médico de cabecera y ante el problema de la falta de sueño, éste acaba recetando algún tipo de medicamento, ciertamente la falta de horas de sueño es una situación grave que no puede permanecer mucho tiempo, por representar un riesgo grave para la salud. El problema se agrava mucho más, cuando en forma continuada el consumo de somníferos tranquilizantes y ansiolíticos se convierten en rutina para dormir con esa ayuda.

Debe tomarse en cuenta que actualmente se han hecho estudios científicos que han alertado el peligro existente por el consumo prolongado por más de tres meses de ciertos medicamentos con ciertos somníferos o ansiolíticos a base de venzodiazepinas, de aumentar el riesgo de estar propensos a padecer la enfermedad de alzhéimer, lo que representa un problema demasiado grave para el enfermo y para sus familiares o personas que lo deben atender.


Por esa razón deben tomarse las medidas adecuadas para evitar tratamientos muy prolongados a base de esa clase de medicamentos o algunos otros que pueden ser perjudiciales para la salud y que se pueden evitar en forma oportuna, con el fin de evitar otro tipo de enfermedades mayores.

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