miércoles, 8 de octubre de 2014

LA VIDA ES PARA DISFRUTARLA.

De acuerdo a las estadísticas actuales el promedio de vida se ha prolongado hasta los 79 años de edad, lo que demuestra con facilidad, mucha gente puede llegar a vivir 90 o llegar a 100 años de edad y eso en el caso de ser muy afortunados, por lo que debemos vivir una vida completa en colaboración con los demás para crear una sensación de amor, cooperación, aprecio y abundancia, a pesar del resultado de nuestros esfuerzos.

Centremos nuestra atención en la vida que es para disfrutarla, cuando nos concentramos en obtener los objetivos que hemos establecido nosotros mismos, nos perdemos en la amplitud de la riqueza en nuestro entorno. Estamos esperando que la finalidad de nuestros proyectos, sueños y aspiraciones se vean cumplidos y esa sensación nos lleva a una vida que resulta ser un cúmulo de aburrimiento en el que se disfruta muy poco de nuestros momentos gratos. ¡Qué manera de desperdiciar nuestra propia vida!

Con ello no pretendo en sugerir que se tengan que suprimir esos sueños y aspiraciones ya que todo eso incrementa cierta riqueza a nuestras aspiraciones debido a la propia riqueza que agrega a nuestra vida, lo único que no podemos depender de esos propósitos para conseguir nuestra felicidad. ¿Por qué posponer una vida positiva o tranquila hasta haber alcanzado nuestras metas? ¿Por qué esperar otro momento que tal vez más adelante no llegue? Si más adelante logramos realizar alguno de esos proyectos, será un regalo que nos brinde la vida.

Muchas veces tenemos la duda de ¿Cómo puede ser una vida inmensa?. Estará formada por muchos componentes que nosotros nos hemos propuesto y hemos conseguido; entre ellos puedo citar algunos integrantes como son: nuestra profesión o actividad, nuestra familia, los grupos de amigos, nuestras aficiones, el crecimiento y desarrollo personal, nuestra aportación a la comunidad, la cooperación y servicios que hayamos proporcionado a otras personas, nuestras relaciones, los momentos que hemos disfrutado a solas y todo aquello que a nuestro juicio haya contribuido a tener una vida plena.

Con ello quiero decir que cuando nos centramos únicamente en la realización de nuestros proyectos y objetivos, podemos considerar que disponemos de una mentalidad pobre. Al centrarnos en llevar una vida día a día, dando la misma importancia a todos los aspectos de la vida, nos daremos cuenta que ésta se convierte en algo grande y por ello estaremos percibiendo la abundancia.


Dar la misma importancia a todos nuestros momentos o sea que si nos mezclamos por completo a realizar nuestras prioridades considerando que todo es importante, estaremos dando un gran paso para producir una maravillosa transformación, por ello conseguimos un crecimiento mejor de lo que habíamos imaginado al considerar que nosotros somos de más valor que nuestras metas, sueños y proyectos.

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