jueves, 19 de junio de 2014

AÑORANZA DE UNA JUVENTUD.

“Con agradecimiento a mi nieto Alex”
En mi blog anterior tuve oportunidad de agradecer a mi nieto su amable tarjeta de felicitación con motivo del día del Padre y al ver su entusiasmo y sinceridad expresada en pensamientos, tuve la oportunidad de  recordar mi vida de jovencito veracruzano a su edad de 17 años. Me quedé pensando sobre cómo fue mi vida y vinieron a mi memoria recuerdos de muchos amigos queridos, de fechas gloriosas y de lugares y vivencias que algunas ya se habían borrado de mi mente al tener en cuenta que han transcurrido muchos años y darme cuenta que cuando la mente se propone perpetuar pasajes que regresan con la claridad de imaginar las cosas, como si hubieran ocurrido en fecha reciente.

Tuve oportunidad de comparar las épocas y los tiempos de como transcurría la niñez en esas fechas y la forma en que se vive actualmente. Para mí, los niños son los seres más valiosos, y es deplorable la manera como se trata ahora a muchos de ellos cuando las costumbres son diferentes; cuando crecíamos elaborando nuestros propios juguetes y teníamos oportunidad de correr en los campos y jardines que estaban hechos para que nosotros y pudiéramos aprovechar el sol, el aire, practicar deportes al lado de nuestros familiares y guiados siempre por nuestros padres que estaban pendientes de nuestra educación. Ahora escucho a  muchos padres quejarse que en las escuelas “educan” muy mal a sus hijos y por esa razón no obedecen y se portan muy mal.

Ahora, desde que los niños tienen edad suficiente los sientan ante un televisor, les bombardean de anuncios de productos que generalmente son perjudiciales para su salud y su bienestar. En algún momento de estos días, me puse a ver la televisión durante media hora mientras daban programas para niños, y he visto anuncios de bebidas azucaradas, cereales dulces, y muchísimos juguetes. De lo que he leído el azúcar intensifica las emociones negativas, y a eso se debe que los niños lloren y griten. Esos anuncios son beneficiosos para los fabricantes, pero no lo son para los niños y además aumentan la sensación de insatisfacción y avidez y ellos crecen pensando que la gula es algo normal y natural.

Los padres suelen hablar de los “terribles dos años”  y de lo difícil que es ese período. Lo que muchas personas no saben es que en esa época el niño comienza a expresar en palabras las emociones reprimidas de sus padres. Además, el azúcar amplifica sus sentimientos reprimidos. El comportamiento de los niños pequeños siempre refleja los sentimientos de los adultos que los rodean. Lo mismo ocurre con los adolescentes y su rebelión. Las emociones reprimidas de los padres se convierten en una carga para sus hijos quienes expresan exteriormente esos sentimientos mediante sus modales penados.

Con el avance de la electrónica, permiten a sus hijos pasarse varias horas viendo programas de violencia y crímenes en la televisión. Y después preguntan ¿Por qué hay tanta violencia y delitos entre los jóvenes. Culpan a los delincuentes y no se responsabilizan de la parte que les corresponde, por haber contribuido a provocar ese tipo de situaciones.   

Después de tantas cosas que imaginé y pensé, sigo creyendo que mis tiempos fueron muy buenos a pesar de carencias y sin los avances de los aparatos electrónicos que existen actualmente y las comodidades que disponemos  y sin mediar algún tipo de  comparación, fuimos felices como crecimos en esas fechas y lo somos actualmente como vivimos. 


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