martes, 7 de enero de 2014

MUCHAS BURBUJAS PARA CELEBRAR 2014.

Las grandes celebraciones son motivo de imprimir una huella de alegría y dejar plasmados nuestros momentos de felicidad en un hecho tan importante como corresponde al inicio del año 2014, cuando estamos rodeados de familiares muy queridos que representan el augurio de un año maravilloso. En mi caso vivimos momentos agradables al disponer de una agradable compañía de catorce personas que enriquecieron nuestro hogar donde solamente habitamos mi esposa y yo.
                                                                                Lo más sorprendente siguió cuando tuvimos la oportunidad de mostrar la alegría del inicio de año cuando nuestro hijo Daniel tuvo a bien hacer que brindáramos con la inimitable e insustituible champaña que es la chispa universal de las celebraciones, por las incontables burbujas que consagra la ocasión realmente memorable de una fecha importante, tomando en cuenta que nos compartió el brindis con la inigualable champaña con los mejores deseos de salud celebración y alegría durante el presente año.

A propósito de este vino blanco recuerdo haber leído un documental que refleja la importancia económica que se elabora en la provincia francesa de Champaña cercana a París desde principios del siglo XIX, donde esta bebida gozaba de fama, así como en toda Europa gracias a los productores que eran buenos promotores. Según se tiene noticia desde principio del siglo XVIII, los vinos espumosos de Champaña causaron entusiasmo en los banquetes de la corte real de Versalles, en los brindis que se hacían en honor de su rey, sobre todo en las fiestas de Navidad y también la celebración del Año Nuevo, donde únicamente se servía esta bebida.

En forma asombrosa, fueron los ingleses quienes en el siglo XVII, produjeron el primer champaña, por tener más desarrollada la industria del vidrio y por lo mismo sabían la forma de fabricar botellas más resistentes. El champaña no se hubiera podido desarrollar  sin la producción de botellas resistentes para soportar el proceso de fermentación y después el envasado en la resistente botella. Para esto, los ingleses compraron en cantidad suficiente vinos de Champaña y siguiendo el proceso de fermentación, embotellaron debidamente la champaña, dándole el tiempo de efervescencia que lo distingue, logrando que las botellas no estallaran.

Este problema se resolvió cuando la viuda de Clicquot se le ocurrió un nuevo proceso, utilizando a un empleado para construir una estantería especial para meter las botellas en una serie de agujeros con el cuello por delante. En una forma prevista y diariamente el empleado volteaba lentamente para hacer resbalar los posos hacia la boca y las inclinaba hasta que los sedimentos se asentaban en el cuello para después sacar esos residuos, rellenar las botellas con vino de reserva y colocar el tapón para dar por terminado el proceso.

Lo curioso de esta manualidad establecido por la viuda todavía está en uso, y a las personas que voltean las botellas que se les conoce como “agitadores” (y no confundirlos) realizan una de estas tareas,  tal vez los trabajos manuales más antiguos y especializados que se conocen en esa industria.

El champaña se envasa en una gran variedad de formas y tamaños, su color varía del rosado a la más pura y cristalina transparencia que producen unos cuatro mil vinicultores independientes de la provincia, así como las compañías Reims y Éspernay que producen el setenta por ciento de la producción total.

Este vino blanco espumoso ha sido con el tiempo, fuente de varias leyendas y cosas increíbles, considerándolo como  un símbolo de alegría y suntuosidad, siendo obligado su consumo en las grandes celebraciones. Personajes conocidos mundialmente han expresado su entusiasmo en su uso y consumo, como es el caso de Marilyn Monroe que con frecuencia en sus presentaciones se bañaba con champaña, Ernest Hemingway de quien se cuenta que “se bebía diariamente dos botellas en el desayuno en el Hotel Ritz de París durante su hospedaje en ese lugar, Winston Churchill primer ministro inglés y asiduo bebedor de champaña, quien expresó: “En la victoria, uno lo merece; en la derrota lo necesita”…

¡Bien valió la pena el brindis por el inicio de un maravilloso año 2014!

Muchas felicidades a todos los lectores y el sincero deseo de prosperidad en todo lo que emprendan en este año.

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