jueves, 14 de noviembre de 2013

Y HABLANDO DE FELICIDAD.


Lo más posible si hacemos una pequeña encuesta entre un grupo seleccionado de personas sobre ¿Cuáles son sus preferencias? Y ¿Qué es lo que más desearían tener en la vida?, obtendríamos respuestas diversas de la primera pregunta, sobre las cosas más variadas de “Posesión externa, de objetos o cosas”, y en relación a la segunda respuesta, obtendríamos una respuesta uniforme “Quiero ser feliz”.

Por opiniones recibidas de grupos de personas me he podido dar cuenta de que pocos seres humanos se consideran a sí mismos felices. Esta muestra considera que poca gente es feliz, aunque todos tenemos la capacidad de serlo; sin importar el dinero que tengas o no tengas, sin importar el nivel de responsabilidad que tengas dentro de un rango empresarial y mucho menos el lugar donde vivas. Esto quiere decir que aun con suficientes satisfactores a disposición de cada persona, “dispones en ti mismo no sólo el poder de ser feliz, sino el poder de experimentar una gran abundancia de felicidad.

Para disponer de esta característica no es sólo de librarse de la depresión y del dolor, sino consiste más bien en disponer de una sensación de alegría y de vivir maravillado de la vida, no importando que la propia vida se afecte de malos momentos personales de tristeza o la depresión. Lo importante es hacer frente a estas adversidades pasajeras a que nos enfrenta la vida, revirtiendo esos conceptos, convirtiéndolos en momentos gratos que nos permitan gozar de alegrías y convertirlos en éxitos.

Muchos de nosotros posponemos nuestra felicidad con frecuencia y en ocasiones lo hacemos indefinidamente. No se trata de que esto nos ocurra con o sin frecuencia, pero escuchamos opiniones: de que “algún día seré feliz” “cuando termine mis estudios y me titule, seré feliz” “cuando acabe de pagar mis deudas, seré feliz” y tantas otras expresiones con las que no podemos darnos cuenta que la felicidad es por momentos y en ocasiones cuando menos lo esperamos. Nos convencemos de que mejoraremos de forma de vida: cuando nos casemos, cuando tengamos nuestro primer hijo, cuando nuestros hijos sean mayores, y la lista de preferencias se hace más larga cada vez y llega un momento en que es interminable.

De lo que pocas veces nos damos cuenta es que la vida sigue su marcha y la verdad es que no existe mejor momento para ser feliz, que vivir el ahora que es lo único que tenemos, porque de otra manera no te das cuenta de que la vida se te está pasando y no lograrás ser feliz en la medida de tus deseos. Tu vida estará siempre llena de retos y lo mejor es que te des cuenta y te decidas a ser feliz en todo momento que puedas serlo. Esta perspectiva debe ilustrarnos de que en la vida no existe ningún camino que nos conduzca a la felicidad. Ya que “la felicidad es el camino en sí”.

Yo en lo personal desarrollo mis actividades con apasionada entrega, actuando como si el éxito dependiera solamente de mí. Sin embargo una vez hecho todo lo que estaba en mis manos, trato de olvidarme en todo lo posible de lo que hice, y no me creo expectativas de la forma en que el mundo va a recibir esas actividades. Conscientemente he decidido dejarme de sorprender por la alegría y eso me ha dado resultado, por lo que es una elección que tú puedes hacer en tus actividades y lo importante es que disfrutes el momento presente que puede darte muchos momentos felices.

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