“En
el dar está la recompensa” es una sentencia muy antigua, pero considero que es
cierta porque cuando das algo a quien lo necesita, también estás recibiendo
algo, sobre todo si se aprende desde edad temprana a dar, llegarás a sentir una
tranquilidad y una paz interior que nunca antes habrías creído posible, porque
todos salen ganando, en especial tú.
Una
vida dedicada al servicio es un
proceso que abarca toda la existencia y es una
manera de apreciar mejor la conducta, sobre todo cuando sabes que los
resultados son de utilidad para otras personas. Convertirse en una persona más
generosa requiere acción, la mayoría de los actos de ayuda y generosidad
parecen surgir más bien de modo espontáneo, como si la mente de la persona estuviera
integrada por sí sola en el concepto de servir a los demás.
Ninguna
cantidad de dinero puede comprar lo que uno obtiene, cuando es uno mismo el que
da. Ninguna institución financiera te da más de lo que tú obtienes en esa
acción. Hace tiempo leí un libro de George S. Clason, autor del libro “El hombre más rico de Babilonia” según
dice su cintilla –puede hacerte rico y dispuesto a triunfar- y en una de sus
enseñanzas dice: “debemos regalar el diez
por ciento de todo lo que ganamos” y argumenta que “cuando uno ha obtenido algo, siempre se ve obligado a devolver algo”
y otro concepto es “se crean valores para
uno mismo y para los demás” y lo más importante es: decirle al mundo y a su
propio inconsciente, que tú tienes más de lo que necesita el prójimo y deseas
hacer algo, y partiendo de ese sentimiento o estado donde se vive en estado de
permanente gratitud.
Es
increíble pensar en una de las cosas que más deseamos en la vida es es alcanzar
la felicidad y tenemos oportunidad de conseguirla de la manera más sencilla,
esto es … dándola. Esta es una ley
mágica que nos otorga la naturaleza. “Cuanto más des, más recibes”. Es como
sembrar una semilla, siempre obtendrás la respuesta de recibir a cambio frutos
con cien semillas. Es el caso cuando compartes una sonrisa con alguien,
invariablemente la otra persona también te devolverá una sonrisa.
Si
en algún momento te decides a dar alguna ayuda a otras personas, puedes empezar
con algunos servicios, sobre todo ahora que son necesarias hacer donaciones a
quienes han sufrido percances por las lluvias, el mal tiempo, el frío y las
inundaciones que arruinan nuestro país. Otro tipo de servicios que tú mismo
puedas ofrecer en tu lugar de origen, pude ser ayudar a minusválidos a
atravesar una calle, ceder tu lugar a un mayor de edad en un transporte de
servicio público, ceder tus libros que ya no leas a una escuela o biblioteca,
enviar un cheque para obras de caridad.
La
mejor forma de abatir ese miedo es convirtiéndose en dador. ¿Por qué? Porque cuando la persona se concentra en dar, no
se preocupa tanto por lo que va a recibir. Mentalmente estará pensando en su yo
interno: "yo doy, doy y doy” y nadie le cambia esa versión.
La
clave consiste en proporcionar ayuda a los demás, otorgando servicios de
utilidad como puede ser visitas a orfanatorios, asilos de ancianos, prestar
ayuda a indigentes, sin preguntarse por qué los demás no son personas
caritativas. Una vida dedicada al servicio a otras gentes es un proceso que
abarca toda la existencia, y es una forma de ver la vida de otra manera.
Yo
considero que la mejor manera de ayudar a otros semejantes, puede ser a base de
pequeños actos que pueden pasar inadvertidos, dedicando tiempo y energía para
escuchar a otras personas que lo necesitan, y otros detalles que te permitan
alcanzar una meta como persona altruista. Desde un principio que me he
propuesto prestar servicios a los demás, me siento más contento conmigo mismo,
siguiendo ese pequeño refrán “En el dar
está la recompensa” y eso lo he comprobado en la Fundación a la que le
dedico tiempo, al platicar con las personas ancianas que se encuentran asiladas
cuando escucho su plática, ellos se sienten muy halagados por el tiempo que les
dedico y en algunos casos al término de la plática me agradecen y me han
otorgado su bendición, lo cual es muy valioso en personas nonagenarias y me
hacen sentir una paz interior completa e inesperada… ¡Es una actividad donde todos salimos ganando!.
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