jueves, 28 de febrero de 2013

GRATITUD.

¡GRACIAS!

Muy grata fue la sorpresa que viví en esta semana al recibir un regalo maravilloso que verdaderamente me dejó sorprendido; de momento lo único que se me ocurrió fue decir…¡Gracias! creo en ese instante fue la expresión más fácil, pero a la vez creí la más completa.

 

Para esto, me reuní en esta semana en un desayuno con dos amigos de los cuales uno es de mis tres o cuatro lectores asiduos de mi blog  y menuda sorpresa llevé cuando puso ante mí un ejemplar impreso de un libro titulado “Con amor y felicidad…Larga Vida” que contiene la recopilación completa de mis cincuenta y cuatro publicaciones del 17 de junio al 20 de diciembre de 2012, conteniendo todas las fotografías a todo color relativas a las publicaciones, así como algunas de tipo personal, con su listón rojo para las páginas  con pastas en color guinda y sus títulos correspondientes. Muchas gracias a mi amigo Fausto y su eficiente equipo de trabajo.

La inclusión de la palabra ¡Gracias! en nuestro vocabulario es símbolo de una interesante paradoja. Cada vez que pronunciamos esta enérgica palabra reconocemos un don que nos ha sido concedido y en ocasiones lo expresamos hasta sin darnos cuenta. Si la pronunciamos con suficiente frecuencia desaparecerá de nuestra vida todo rastro de conciencia de humildad; observando que siempre transitamos en la abundancia.

Por otra parte, si la misma expresión ¡Gracias! no la usamos con frecuencia, resulta elemental nuestra actitud parece al estar dando todo por sentado; y, cuando esto ocurre, caminamos por la vida como sonámbulos, algo así como cuerpos inertes.

Dar las gracias es una expresión que nos hace sentir vivos, y es equivalente a estar despertando, sobre todo por las mañanas cuando está amaneciendo podemos dar las gracias a tantas cosas que representa la oración más corta y representativa por todo lo que constituye  nuestro despertar y por las cosas que nos esperan durante el día.

Al empezar a revisar el texto, surgieron en mi mente tantos recuerdos y cosas agradables que volví a vivir el momento en que las estaba desarrollando y escribiendo frente a mi computadora, con la idea virtual de que su contenido permaneciera en el espacio, sin precisar que en algún momento iba a recuperar todo lo escrito; ahora convertido en blanco y negro y plasmado el esfuerzo en un texto hecho realidad.

En ocasiones nos resulta difícil dar las gracias a alguien de quien experimentamos depender o sentimos temor y en esos casos es conveniente agradecer, dándole las gracias. Otras veces puede suceder que nos resulte difícil agradecer algún objeto o acción por creer que estamos dando más de lo que recibimos, simplemente porque no somos conscientes de todo lo que se nos da.

La gratitud es uno de los medios más efectivos para sanar heridas de las que ahora nos quedan solamente cicatrices y nos impiden disfrutar plenamente de la vida. Decir “Gracias” puede resultar algo difícil, sobre todo en estas fechas que la vida pasa muy rápido y nuestro tiempo no es suficiente para hacer todo lo que tenemos previsto, pero podemos empezar a practicar, ofreciendo nuestro agradecimiento a nuestros familiares, a los vecinos, a nuestros compañeros de trabajo y veremos que al demostrar nuestro agradecimiento, podemos aumentar nuestro bienestar y el de otras personas.

Tanta gente que ha trabajado antes y lo sigue haciendo actualmente en obras  de otros hombres, vivos y muertos, que  sirvieron a la humanidad y a los que debemos ofrecer nuestro agradecimiento, mediante la  aportación de tareas diarias que contribuyan en donar nuestro tiempo o dinero en alguna actividad centrada en los más necesitados, reconociendo con ello, la abundancia que marca nuestra vida.

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