En
días pasados tuve oportunidad de visitar un asilo de ancianos. Esto se debe a
que en años anteriores, participé en una universidad virtual como coordinador
de grupos con oportunidad de colaborar en diversos cursos de filantropía y por ello he tenido invitación a participar como consultor en algunas
organizaciones y fundaciones dedicadas a esa materia, en esta ciudad de México
y así surgió la invitación a participar en esta visita realizada a un asilo muy
reconocido.
Debo
mencionar que en opinión generalizada se tiene la idea en la actualidad, de que la gente al cumplir sesenta años de
edad, se le considera como personas acabadas y por ello han llegado al ocaso pero se ha demostrado que
muchos ancianos son años valiosos, llenos de satisfacciones intelectuales y
físicas. Ha habido presidentes y primeros ministros que entre los setenta y
ochenta años han desempeñado en forma acertada esos cargos públicos con gran
acierto.
Coincidimos en que a esas edades, las tensiones emocionales y físicas han acelerado el proceso de envejecimiento, aunque este problema se ha visto reducido en diversos ámbitos, por los diversos avances de nuevos medicamentos, mejores conocimientos médicos, sistemas de higiene y la paciencia y comprensión que les han dedicado los servicios médicos, sus familiares y amigos cercanos.
Durante
la mi visita realizada, pude darme
cuenta que existen problemas de la ancianidad que no son fáciles de resolver,
pero generalmente pueden tratarse con el mismo sentido común, en beneficio de
muchos adultos mayores que necesitan de ayuda y comprensión para apoyarles en
su edad avanzada.
Dentro
de las opiniones recibidas, pude confirmar que las personas de edad no quieren
recibir limosnas. Ellos desean ser
útiles y prestar algún servicio, sobre todo si pudieran realizar algunos
trabajos por horas sería ideal. Varios reciben pensión por jubilación, de
alguna institución en la que trabajaron toda su vida, otros reciben ayuda de
sus familiares y además cobran una corta pensión alimentaria que les otorga el
gobierno. y aunque estos pagos se les otorgan por llegar a la edad de 65 años
de edad, consideran que debería otorgarse en base a su salud y sus aptitudes
como personas y no con base en su certificado de nacimiento.
Cuando
los retiran para pensionarlos, disponen de un cúmulo de conocimientos adquiridos,
que bien podrían utilizarlos para trabajos más sencillos, sobre todo por ser
personas puntuales que se sienten orgullosas de tener una ocupación útil, y
pueden ofrecer sus conocimientos y estarían felices de disponer de un ingreso adicional.
Pude
observar en el asilo, que consideran la
soledad y el aislamiento de sus familiares como algo irremediable y
comentan que estos malestares son los enemigos
temibles de la edad avanzada; sobre todo cuando modifican sus rutinas
realizadas durante toda su vida útil, y después permanecen luchando para
mantenerse en contacto con el mundo. Qué útil sería si muchos voluntarios dieran una hora o dos de su
tiempo para regalarles unos momentos de escucha que les servirían como un
bálsamo para la salud de su alma.
Otro
malestar que pude darme cuenta les afecta en su salud delicada, es la alimentación deficiente no tanto por carencia
como por la ingestión de alimentos inadecuados. En el caso de los ancianos es
más o menos igual que la que se otorga a los jóvenes, aunque las personas
mayores necesitan más proteínas y vitaminas y menos alimentos grasos. Deben
combatir la obesidad para eliminar en algunos casos sus enfermedades
tradicionales. No existe ninguna limitación por la cual las personas mayores no
puedan en ocasiones tomar algún licor o vino de mesa, siempre y cuando no
dependan de ella.
Además,
pude visitar la capilla anexa al asilo, donde acuden en sus momentos de oración
y en horas de práctica religiosa, a elevar sus rezos para mantener firmes sus
creencias. La religión es el último sostén sobre el cual se apoyan y un
respaldo valioso si creen en un Dios misericordioso que les ayuda siempre en
sus momentos difíciles. Hallar consuelo en la fe y moderar sus esperanzas y
expectativas con madurez, son atributos que la mayoría de las veces dan gracias
por saber apreciar lo que tienen.
Es
importante mantener la mente lúcida y en buenas condiciones, por lo que varios
de ellos acuden a una pequeña biblioteca para llevar a cabo diversos momentos
de lectura en donde se transportan a otros lados y pueden disfrutar de momentos
agradables despertando la imaginación. El provecho que se obtiene de los libros
y enterarse de los sucesos de actualidad, son sucesos que contribuyen grandemente
a mantenerles activos.
Los
adultos mayores al llegar a esta edad disponen del derecho de gozar de compañía
y cultivar diversas amistades que les rodean para convivir. Pueden trabajar si
están en condiciones para hacerlo y sobre todo tienen el derecho a envejecer
pero con dignidad para realizar la virtud más grande que es…¡El derecho a vivir con integridad y
decencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario