viernes, 17 de noviembre de 2017

LA PREOCUPACIÓN LADRONA DE TIEMPO.

Muy Preocupado.
Por mucho tiempo di demasiada importancia a las “´preocupaciones” hasta que llegó un momento que me convencí que muchas de las cosas por las que me preocupaba, carecen de importancia. Algunas veces me preocupaba lo que la gente pudiera pensar de mí, sin darme cuenta que la vida es infinitamente rica y hermosa en todo, al grado que actualmente lo que menos me preocupa es considerar esa incidencia.

¿Eres de las personas que se preocupan? Tal vez todos lo somos hasta cierto punto, pero conozco gentes que son más pesimistas que otras y cuando lo hacen, reconozco que lo primero que se les viene a la mente es pensar en lo peor que les podría ocurrir.

Conozco amistades que son capaces de pasar del peligro a la desgracia en forma meteórica y además eso les ocasiona momentos inconsolables. Si te estás preocupando mucho por algún asunto por delicado que sea, en vez de dejarte llevar a una situación frenética, detente. Puedes mantener una conversación con tu “yo interno” a manera de una meditación profunda para poner las cosas en paz y tranquilizar el espíritu.

Tendremos que echar mano de una verdad antigua y universal que es “la oración”, incluso antes de que ésta se nos conceda, considerar que ya la hemos recibido. Olvida un poco tus preocupaciones y considera muchas opciones a tu favor, considera tu pedimento concedido.

Después de todo este ritual, escribe todas tus inquietudes y reflexiona un poco sobre lo peor que pudiera pasar, incluyendo cuáles son tus mayores temores y la forma en que pudieras enfrentar las cosas para conseguir un arreglo.

Finalmente te darás cuenta que una de las razones por las cuales se originaron tus preocupaciones, es porque te sentías impotente para poder controlar tu futuro. Esto me recuerda un poco lo que decía Mark Twain al final de su vida:

 No quiero pensar en eso ahora, ya lo pensaré mañana. A fin de cuentas mañana será otro día”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario