Cuando
una persona se cambia de domicilio, no se ha podido explicar de dónde han
salido tantas pertenencias que materialmente no caben en la mudanza que debe
hacer el traslado de pertenencias a otro lugar. Hagamos de cuenta que
transportamos diariamente dentro de una maleta muy pesada, notaríamos que sería
muy difícil transitar con libertad, siendo necesario aligerar un poco la carga,
para que nosotros pudiéramos caminar con mayor libertad de un lugar a otro.
Este
ritmo de incidencias, hace un caminar más lento o un viaje más pesado, sin
interés en la vida, aumentando las cargas de equipaje que se van acumulando, y
nos hacen sentir moralmente débiles y prensados por lo que, cuando influye el
exceso de presiones que dañan nuestra salud, nos sentimos con pocas
posibilidades de mejorar las cosas.
Cierto
es que nos hemos visto envueltos en diversos problemas de campañas
publicitarias y sistemas de mercadotecnia impuestos por varios medios de
difusión y en ocasiones hasta telefónicos, donde nos ofrecen toda clase de
facilidades en artículos inmediatos para uso, transporte, entrega y plazos, que
muchas gentes al apreciar las facilidades que les ofrecen, adquieren esos
productos aunque muchas veces no sean necesarios para su consumo.
En
ocasiones nos negamos a eliminar aquellas prendas no utilizadas durante los
últimos años, solamente las guardamos y no nos deshacemos de ellas como si se
tratara de una cuestión de vida o muerte sin serlo en realidad, después de
haberlos olvidado durante mucho tiempo y aunque se trate de ropa que corresponde
a otras tallas más reducidas, nos convencemos que algún día podrán sacarnos de
algún apuro, ¿A quién se pretende engañar?
Si en años no la hemos usado por haber aumentado de peso, llega un momento
que nos aferramos a esas prendas porque se puede dar el caso que nuestras
medidas se reduzcan y podamos usarlas nuevamente.
Muchos
nos negamos a destruir los objetos de nuestra propiedad que tenemos guardados y
no los utilizamos, demostramos con ello un sentimiento de pobreza mental, al suponer que no poseemos suficiente atavío,
carecemos de dinero, de afecto, de amor o de alabanzas y lo único que sucede,
es que nos hemos aferrado a ideas de posesión.
En
esos casos es conveniente revisar los lugares intocables como estantes, cajones
y armarios tanto en casa como en la oficina y empezar a eliminar cosas de poca
o nula utilidad como libros que nunca serán leídos, ropa que no será utilizada,
cosméticos ya caducados, prendas de vestir pasadas de moda, archivos que no se
revisarán jamás, así como otros recuerdos inútiles que solo ocupan un espacio
sin ninguna utilidad ni beneficio.
En
un principio resulta difícil desprenderse de todas esas cosas que creímos
podrían servir alguna vez, pero cuando nos damos cuenta que al eliminarlos fue
la mejor solución, nos sentiremos más tranquilos, más ágiles y en condiciones
de disponer únicamente de lo necesario. Todo esto nos crea una sensación de
alivio al darnos cuenta de que fueron cosas inútiles que guardamos por años y
terminaron en la basura.
Cuando
las personas son adictas al "más -
mejor - óptimo", acumulan bienes que les hacen prisioneros de la
responsabilidad. Disponen de varias propiedades: varios coches, grandes casas y
pagan toda clase de seguros para no perder sus propiedades y lo peor ocurre
cuando están llenos de preocupaciones por estar cuidando cosas que no utilizan,
dedicando más tiempo a la atención de sus negocios y dejando poco espacio para
disfrutar la vida con sus familiares y con sus amistades.
Estas
personas se ven con frecuencia, visitando hospitales, centros de salud y no
viven con agilidad y libertad. Las cargas que llevan a cuestas, resultan más
pesadas y ellos están viviendo a presión en perjuicio de su salud, con una
responsabilidad que no se justifica.
Ese
estilo de vida procede de la influencia de una “conciencia de pobreza”, se origina en una necesidad de mayor
control y dominio, surge de la inseguridad y seguimos sin entender que existan
muchos ricos que más bien pueden ser
considerados como "pobres
acaudalados", y cuando platicamos con ellos siempre se están quejando
de cuestiones frívolas que no les han permitido alcanzar buena vida, y están
abandonados de todo lo maravilloso que nos ofrece la vida como la tranquilidad, la felicidad y el amor, que
pocas veces pueden llegar a disfrutar.
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