En
años recientes se han alcanzado grandes avances científicos y tecnológicos derivados de las investigaciones hechas
en laboratorios y centros de
investigación sobre avances de ciencia, pero se ha descuidado un poco la participación
del hombre en la vida social debido a muchos factores que por el crecimiento de
la población van quedando obsoletos y no existen nuevos parámetros para
combatir peligros internos y externos, por lo que nuestro país debe vigorizarse grandemente. Debemos
reconocer con toda vehemencia que nos sea posible, que la transformación del
propio carácter es no solo la preocupación más importante y provechosa del
hombre sino también la contribución más necesaria que puede hacer a la sociedad
en general.
El
medio que el hombre debe emplear en la reconstrucción de sí mismo es la disciplina. La disciplina es capaz de extraer de
nuestras células más profundas, cantidades no antes vista de energía, siendo
indispensable para el funcionamiento armonioso del hombre. La aplicación de la
disciplina debe hacerse cuando desempeñamos diversas tareas activas y logramos
vencer poco a poco los altos índices de pereza, generamos una indiscutible
fuerza de poder, que nos permite ir alcanzando en forma constante, la disciplina que nos obliga a sujetarnos a
ella en actividades tanto grandes como pequeñas y por espacio de algunos años, nos
obliga a rehacer casi por completo nuestra conducta.
Puede
lograr imponernos a nosotros mismos una cuota y un grado sobresaliente de
actividad en todo lo que hacemos, observando disposiciones flexibles de
tolerancia y consideración, en nuestro
trato continuo con la demás personas, eliminando nuestra inclinación a la
pereza, así como los excesos de comer y beber, disponiendo de una mejor fuerza
de voluntad y mejorando el carácter de la persona.
La
disciplina por sí sola será
suficiente para iniciar un sentido de cooperación en las actividades de grupo,
así como una participación múltiple de mejora, para lograr de disponer de una
vida cómoda, tendiente a combatir la pereza que nunca dejará nada provechoso.
Es posible que ésta decisión sea la mejor actitud que nos permita mejorar
nuestra condición física con tiempo suficiente para inscribirnos en algún
gimnasio, formar parte de algún equipo de futbol, tenis, practicar la carrera o
trote o por lo menos practicar la caminata solo o en grupo, que servirá de
mucha utilidad y en beneficio propio.
La
vida surge como espuma para quienes tratan de romper la roca de la inercia y es
posible que veamos a nuestro alrededor a mucha gente que prefiere la holganza o
diversiones frívolas a los retos que reclaman esfuerzos de disciplina. Estas
gentes, prefieren la rutina simple y viven en su zona de comodidad para llevar
una vida descansada, perteneciendo a ese grueso número de gente mediocre y
conformista.
Hoy
en día la gente joven se apoltrona con los famosos “ninis” (aquellos que ni estudian ni
trabajan) en grupos de
diversión en busca de enervantes o pasatiempos. Este derroche de vida en los
años de formación, no es causa de preocupación de los padres a preocuparse por
protestar por esa conducta. En tanto los problemas sociales actúan como
alimento en contra de una nueva generación que se está formando para actuar en
un futuro cercano dentro del mercado laboral.
La
constancia y la persistencia es una virtud para lograr vencerse a uno mismo,
aunque ésta no es una tarea fácil, pero una vez lograda proporciona al que la
llevó a cabo, la verdadera alegría de
vivir”. Requiere entrega y esfuerzo la excelencia de este sentimiento ya
que de ninguna manera le distraen los placeres fáciles y vanos y le redoblan el
esfuerzo para conseguir sus objetivos en los plazos fijados y todo ello puede
ser posible para aquella persona responsable y disciplinada.
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