jueves, 26 de septiembre de 2013

LA CLAVE DE LA SANA AUTOESTIMA.


AUTOESTIMA LIBERADA.
En los albores de nuestra época se han conocido diferentes actividades ideadas por el hombre para su subsistencia como el caso de la agricultura, primera fuente de sustento y la que prevaleció como actividad principal, después continuó una gran evolución en el cerebro humano y surgió una nueva disciplina, que fue la era industrial utilizada para el transporte y la producción de satisfactores en gran escala; y, hace más o menos treinta y cinco años se inició otra corriente de pensamiento, que fue la era de la información, proceso de supervivencia y de evolución de los seres humanos de este planeta.

Con ello, la vida se ha vuelto más agitada y ahora, desde los niños tienen cada vez menos tiempo de serlo, el desarrollo ha dejado de ser orgánico para volverse artificial, con el frecuente uso de informaciones electrónicas de todo tipo. Este desequilibrio produce diferentes transformaciones en el yo interno del ser humano, generando confusiones del yo exterior con el verdadero yo del ser humano ocasionando una nueva subsistencia, donde la gente se olvida de la espontaneidad, la creatividad y lo que es peor, la alegría de vivir que es la parte humana más afectada.

A lo largo del tiempo, al dejar de ser niño y transformarte en adulto, puedes llevar contigo una serie de creencias positivas y negativas de las experiencias en las que has vivido en tu mundo junto con otras personas. Estas creencias van configurando cada instante de tu forma de actuar y tu manera de pensar. Por ese razonamiento que prevalece desde los inicios del comportamiento humano hasta la fecha. Se ha notado un desplazamiento de la persona como ente central en su desarrollo, dejando a la tecnología como generadora de riqueza, haciendo necesario que las personas en forma simple y objetiva, restablezcan su contacto con su YO interior, dejando de lado la era industrial y la era de la información.

En esas condiciones, y partiendo de nuestros mejores pensamientos y sentimientos que están dirigidos a nosotros mismos y  corresponden al conjunto de percepciones relativas a nuestro ser y al comportamiento de la valía personal que se refiere a nuestra manera de actuar y de manejar nuestras relaciones con las demás personas, y todo ello relacionado con nuestra manera de actuar y sentir que difícilmente puede considerarse fuera de la influencia de la autoestima.

Para el manejo de nuestra autoestima, debemos sentir antes amor dentro de nosotros mismos para poder entregarlo a los demás. Si nosotros no disponemos de un amor profundo, es posible que no tengamos nada que dar ni compartir con el prójimo. Puede citarse el caso de nuestros padres que de pequeños fuimos dependientes de ellos y recibimos las atenciones que nos tuvieron como hijos, siempre buscamos su protección y apoyo para nuestra seguridad, pero no podemos compartir o darles el mismo amor cuando, no lo llegamos a incubar dentro de nosotros.

Desde muy pequeños los niños cuando están aprendiendo a caminar, deben ser alentados en sus intentos de dar sus primeros pasos, y deben ser estimulados cuando han aprendido, felicitándoles siempre por ese hecho. Cuando crecen en un ambiente familiar van a experimentar otros pasos importantes en su sano crecimiento hacia la edad adulta. Desarrollan sus relaciones llenas de sentido y amor con otras personas que es una realidad  natural y establecen objetos y lugares especiales. Esta construcción de la identidad es un importante ingrediente de la autoestima.

Los adolescentes necesitan ser independientes de sus padres y llegar a descubrir nuevas relaciones, así como competir fuera de su familia; deben ser aceptados tal como son y necesitan ser felicitados por su actuación. Muchos de los temores cuando son mayores se originan desde la infancia, por críticas recibidas de sus propios padres cuando cometen el clásico error de recibir un sobre nombre de: gordo, chaparro, pelón, torpe, mocoso y otros motes con el que distinguen el comportamiento de sus hijos. En la escuela las críticas llegan a ser de los amigos y los maestros quienes les asignan alias de: perezoso, negro, cuatro ojos, gordiflón, y otros. Y en la vida profesional no es distinto llamarles: aburrido, pesado, salvaje, payaso, alzado, soberbio. Y con ese seudónimo se le identifica, sufriendo con recelo un cambio que se traslada hacia el temor, que resulta tan fuerte como el rechazo.

Con este tipo de adjetivos que mucho afectan a la persona que los recibe, sufren verdaderas ofensas que perturban profundamente la imagen que tienen de sí mismos, afectando su autoconfianza y su amor propio. La cantidad de censuras que escucha con frecuencia es tan grande, que con esos valores negativos, cualquiera se queda indeciso del concepto de sí mismo. Inconscientemente siente que ya es: incapaz, torpe, incompetente, avergonzado y criticable, como si fuese tratado a veces en forma frágil en medio de adultos mucho más poderosos.

 

En esos casos y para aumentar tu autoestima, has de entrar en contacto con ese niño interno, como si te unieses a tu propia semilla y cuidar de él con cariño y atención, porque en materia de autoestima también las apariencias engañan. El problema se inicia cuando una persona se pasa la vida entera gustándose a sí misma, pero nunca logra superar las creencias negativas que absorbe desde la infancia. Por esa razón: los niños deben ser tratados con bondad para no afectar su autoestima, utilizando los correctivos necesarios en los momentos adecuados.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario