jueves, 12 de septiembre de 2013

CELEBRACIONES Y CUMPLEAÑOS. -FELICIDADES.


Felicidades.
Una de nuestras mayores satisfacciones felices que tenemos, es  cuando hemos celebrado  un onomástico porque abrigamos la oportunidad de haber existido un año más de vida, disfrutando algo que es privilegio de quien tiene esa distinción, cuando es querido por sus familiares y aceptado por quienes le rodean,  teniendo en mente que vivir es un privilegio no importando la edad acumulada si se ha sabido aprovechar en beneficio de uno mismo.

Es el caso de mi hijo Daniel que celebra su cumpleaños, el 11 de septiembre, con mucha satisfacción para él y para nosotros que vemos como se ha realizado y hemos recibido muchas alegrías desde su nacimiento. Debo considerar que fue el primogénito en mi matrimonio y como tal cuando llegó, confieso que no sabía cómo se atendía a un niño pequeño y mucho menos, los cuidados que deben tenerse para atenderlo como recién nacido. Fue la valiosa ayuda de los abuelos, los que nos dieron las primeras enseñanzas que recibimos para cuidarlo.

Recuerdo que cuando lo tuve por primera vez en mis manos, cruzó un pensamiento muy afortunado consistente en “Ahora que hago” siendo un padre primerizo, sentí la responsabilidad de tantas cosas con él, que fue más bien la idea de educarlo, guiarlo y encaminarle a ser hombre de bien proporcionándole bases para conseguir esas fines y también recuerdo que no existía ningún manual de instrucciones que yo pudiera consultar para lograr esa finalidad, poco tenía que ver con el conjunto de conocimientos que yo poseía en esas fechas y no sabía por dónde empezar, para controlar mis propias emociones acumuladas que  cruzaron por mi mente.

Las respuestas fueron surgiendo poco a poco dentro de mí y dentro de mi hijo, para lo cual tuve que cambiar muchas pautas de mi comportamiento que resultaban contraproducentes para mí mismo tomando decisiones importantes  y ejercitando la fuerza de voluntad y el libre albedrío, apoyados en una fe inquebrantable que sostuve con principios religiosos  que sirvieron mucho para encontrar las pautas y resolver las incógnitas que se fueron presentando. A veces hasta con enfados pero nunca quedamos inmovilizados por sentimientos o animosidades y en ningún caso llegamos a perder el control; al contrario, siempre centrando nuestra atención en lo que podíamos hacer para evitar problemas y no crearlos.

A lo largo de nuestro matrimonio tuvimos dos hijos y siempre surgió la idea de que nosotros los mayores tenemos mucho que aprender de los niños, ellos son muchachos virtualmente perfectos en términos de destreza y actitudes. Debemos ser cuidadosos en extremo con la finalidad de no combatirles ni quitarles esas cualidades, en nuestro afán de que se conviertan con el tiempo en “personas de éxito” según nuestra manera de percibir las cosas externas a través los objetivos que nosotros teníamos en mente.

Cuando pensamos el papel que estamos haciendo como padres, tratamos de estimular a nuestros hijos en la dirección de sus sueños y deseos, cuando ellos ya son creaciones perfectas y en nuestro afán de moldearlos a nuestro saber y entender, surgen las diferencias de opiniones con ellos, cuando debemos comprender que no siempre estarán de acuerdo con nosotros, debido principalmente a que querrán marchar a su propio ritmo y con frecuencia mucho mejor de lo que nos gustaría. Debemos reconocer que ellos disponen de su propia luz interior que nosotros como padres no llegamos a percibir, cuando ellos tienen inteligencia suficiente de acuerdo a su vocación y creencias, que pueden ser muy diferentes a nuestras ideas.

La opinión que nosotros tenemos de felicidad y que queremos activar en ellos, no surgirá con nuestro esfuerzo, sino que ellos tienen la visión suficiente para llegar a ser lo que les conviene de acuerdo a su propio juicio formación y esfuerzo. Lo más estimulante para nosotros en nuestra vida es ser padres y siempre estamos aprendiendo de los hijos, El niño asimila lo que ve de quienes le rodean, y luego con la formación que recibe y los ejemplos de sus mayores, es cuando madura y toma en sus propias manos el control de su autovaloración para que de acuerdo a sus expectativas disponga de los elementos a su alcance para tener éxito propio en las cosas que emprenda.

Muchas veces como padres queremos que los hijos cuando sean mayores, puedan disponer de varias posesiones, dispongan de éxito como profesionistas y ocupen cargos importantes, así como otras preferencias  que se obtienen de los factores externos, sin importar el precio que se debe pagar por conseguir esos satisfactores. Olvidándonos de que la felicidad no se encuentra de esa manera, sino que la traemos dentro de nosotros mismos cuando disponemos de valores que no se adquieren de fuera, sino que los poseemos interiormente y debemos crearlos para que den el resultado debido en tiempo y forma y sobre todo dejar en la mentalidad de nuestros hijos la semilla adecuada que les proporcione la felicidad de la que puedan gozar toda la vida sin tener que recurrir a los bienes materiales. Por lo que con la satisfacción de padre lo único que puede agregar es …
 
Muchas felicidades hijo, la vida es maravillosa y hay que gozarla”
 
 

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