Es
muy agradable llevar una vida hermosa y elegante, sin tener que disponer de un
presupuesto de gastos, esto puede ocurrir cuando el dinero lo manejas sin
limitación alguna y no te interesa aprender lecciones que te limiten a un
ajuste de privaciones. Esta situación la hemos visto en muchas personalidades
que actualmente se han dedicado a la política y es el caso de aquellos que han
venido de menos a más en forma rápida, pero el hecho de tener dinero y gozar de
él en grandes cantidades, y el vivir rodeados de objetos valiosos, no garantiza
una vida feliz y placentera. El hecho de que ellos mismos reciban una noticia
dolorosa, no se consolarán más fácilmente por el hecho de echarse a llorar
sobre un cojín de seda.
Pueden
ser muchas las acumulaciones de bienes materiales que les distingan sin disponer
de momentos de paz interior. Esto es equivalente a morir de sed cuando vas
atravesando un desierto con un cargamento de agua y víveres. Si es importante
evitar la pobreza material, debes tener cuidado con poseer la pobreza
espiritual, porque es la que constituye la base del sufrimiento. Si deseas
crear un mundo de realidad mágica para ti, debes tener el propósito de crear
una forma de conciencia espiritual dentro de tu ser y después conceder que sea
el propio universo el que la rija a perfección.
Debes
crear en tu mente un sistema que te permita imaginarte viviendo una vida
próspera, de las cosas materiales que necesitas y que puedas precisar, alejando
las carencias de tu mente y rechazando a tener pensamientos negativos que se
opongan a tus deseos. Cuando uno de tus antiguos pensamientos de privación te
aborde, elimínalo cambiando de idea y pensamiento, por un formato de
prosperidad como una expresión mágica que te recordará que debes seguir
adelante. Puedes utilizar la expresión “el
siguiente”, como una expresión mágica te recordará continuar con la magia
de la fe y no de la angustia de la duda.
Cuando
comprendas que puedes vivir sin muchas cosas y con menos compromisos, puedes
pedir lo mejor a la vida, porque posees el don del discernimiento. Te vuelves
más paciente, lo cual te permite y te enseña a vivir con dignidad y gratitud,
sabiendo que al fin obtendrás lo que deseas. Eres capaz de crear una vida
auténtica sobre todo para ti y para los que te rodean, porque eres libre de
tomar decisiones conscientes y responsables.
Debes
considerar que la vida no solamente es acumulación de bienes materiales y la
producción a nuestro alcance de satisfactores útiles que nos brinden confort y
comodidad, porque yo supongo que muchos de nosotros conocemos casos de personas
con suficiente dinero pero sin ningún propósito de vida. Actores y actrices
famosos que afectos a la adicción a las drogas y a la buena vida, se suicidad
cuando se encuentran en lo máximo de sus carreras. Hombres de negocios
emprendedores acosados por el temor y enfermos de úlceras y poseedores de miles
de problemas, ponen fin a sus vidas a causa de fracasos comerciales. Ganadores
de la lotería destrozados por el alcoholismo y que terminan en la ruina y sin amigos;
otros más que se suicidan a pesar de tener cuentas bancarias inimaginables.
Todos
estos son casos demuestran el hecho de que la riqueza es la razón de sus
actividades y la calidad de vida la basan en las acumulaciones de su riqueza en
comparación con otros y así la prosperidad es imposible. Viven dentro del
sufrimiento como único medio de iluminación. Cuando tienes un propósito en tu
vida, haces aquello que sabes es tu misión y te olvidas de lo que pueda llegar
a tu vida en cuanto a bienes materiales, éstos ya llegarán en su oportunidad a
ella en cantidad suficiente como para proporcionarte una vida de prosperidad,
de gozo y alegría.
Tal
vez existe mucha avaricia de tu parte en lo que se refiere a tu propio cuidado;
y si tuvieras un poco de amor contigo mismo, aplicarías a tu persona un poco de
creatividad, para que tu vida empiece a florecer como una planta dirigida hacia
la luz. Para conseguirlo, deberás introducir varios cambios en tu existencia,
cuando se trate de “cambios positivos”, es
posible que para hacerlo debas acceder a cambios trillados y conocidos, pero
tus nuevas rutinas resultarán cómodas y te favorecerán en todas las actividades
que inicies y desarrolles.
Ya
decía León Tolstoi cuando creía que “la
verdadera vida se vive cuando ocurren pequeños cambios” y en este caso podrían ser: ¿Cuántas horas de sueño te
concedes? ¿Caminas con frecuencia o haces suficiente ejercicio? ¿Has concedido
alguna justa oportunidad a la meditación? ¿Cuántas horas dedicas a ti en la
semana? ¿Cuántas ocupaciones personales desarrollas que te proporcionen placer?
¿Acostumbras reírte con frecuencia? ¿Te cuidas y te respetas a ti mismo? Como
observas son pequeños cambios, pero en todo caso son necesarios … para llegar a
gozar de “la verdadera vida”.
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