jueves, 1 de diciembre de 2016

QUE NO DECAIGA EL ÁNIMO.

La Familia
Hemos tenido noticias muy desesperantes los últimos años en nuestro  país y los medios de comunicación se han encargado de abonar el terreno sentimental de los habitantes de este país con sus noticias estridentes que diariamente nos informan para vender sus informaciones. El descontento es general debido al mal comportamiento de funcionarios públicos que han abusado de la confianza que se les ha conferido y que el pueblo está muy enterado de los excesos ocurridos.

Con frecuencia al despertar hemos comprobado en las primeras planas de los periódicos, que se ha subestimado por completo la capacidad del sadismo de los hechos ocurridos, lo que nos pone a pensar que las cosas no están bien y cada día la situación empeora y tal parece que es un laberinto que no tiene salida, lo único que ocasiona son preocupaciones innecesarias.

Por eso nos duele enterarnos que las cosas están en peligro por los múltiples acontecimientos ocurridos en fechas recientes, pensamos en nuestro país y recordamos calladamente lo maravilloso que para nosotros los mayores, fueron los tiempos pasados que nos dieron oportunidades para desarrollarnos debidamente y conseguir muchos triunfos de los que ahora gozamos.

Digámoslo sin rodeos: la vida es maravillosa y  por eso tenemos la obligación cada uno de nosotros de mejorarla en nuestra área de actividad. Si ninguno de nosotros está dispuesto a devolver algo de lo mucho de lo que hemos recibido, nos estaremos burlando de tener tantos privilegios.

Es fácil decir que no tenemos ni un minuto libre de las 24 horas del día y que siempre tenemos ocupaciones por atender. Lo cierto es que tenemos que encontrarlo al ver tantas necesidades que tienen los indigentes, las personas que habitan las Casas Hogar, los niños de la calle, la gente sin empleo y tantos hombres y mujeres que hacen cola para conseguir algún beneficio.
Primero debemos reconocer lo mucho que se nos ha dado, que la vida es maravillosa y no lo digo en un sentido cósmico, a los pequeños triunfos que la forman, aquellas cosas que nos dan satisfacciones: la familia que nos permite no estar solos, nuestros amigos muy estimados, los libros que más nos gustan, observar un amanecer soleado, una puesta de sol y tantas otras cosas que tenemos en nuestro entorno y no nos damos cuenta de ello, olvidando que la vida está hecha de momentos y la felicidad pasa frente a nosotros y no la vemos.

Por eso lanzo este reto: aprendamos a ser felices de los  pequeños detalles, debemos darnos tiempo para lograrlos en todo momento, aprendamos a ver todo el bien que hay en el mundo, en nuestro país, en nuestra ciudad, lo que poseemos en bienes, en tiempo, aprendamos a ver las pequeñas cosas de la vida que nos pierden en el polvo de la oscuridad de nuestros frenéticos días.

Sin la íntima satisfacción que se origina de todo ello, en la idea de que nuestros logros no serán sino materia de un currículo. En ocasiones perdemos la capacidad de asombro, y a veces la recuperamos gracias a las lecciones duras que nos ha dado la vida, que nos hace recordar momentos dramáticos que hemos tenido en el pasado.

¡Si lo hacemos unidos, habremos ganado mucho!.



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