miércoles, 7 de diciembre de 2016

CÓMO ES LLEGAR A OCTOGENARIO.

Palacio Municipal ahora Museo. Orizaba, Ver.
Me celebraron cuando cumplí los 80 años con varias festividades que guardo en mi memoria como un tesoro invaluable y en esas fechas sentí entrar a una nueva etapa de mi vida y como había escuchado alguna vez: ¿Había vuelto a mi segunda infancia?, entrando a una nueva etapa de mi vida que corresponde al rito de transición.

Como una respuesta a esa celebración me propuse iniciar este blog que tienes a la vista y que está cumpliendo 5 años ininterrumpidos de publicación, dos veces a la semana como producto de una serie de experiencias que tuve a lo largo de mi vida activa, por lo que considero que esto que me sucede actualmente lo considero como un milagro.

He realizado todo lo que había proyectado desde muy joven, habiendo salido de una familia humilde de mi natal Orizaba en Veracruz, llegué a mi segunda ciudad que adopté por gusto la Ciudad de México donde realicé mis estudios profesionales, terminé mi maestría y doctorado y pude desarrollarme en actividades de buen nivel en todas ellas. Mi satisfacción es haber viajado por varias ciudades del mundo, siempre acompañado de mi esposa Ma. Teresa y mis dos hijos Daniel y Rafael mis fieles compañeros de viaje y a quienes siempre consideré la razón de mi lucha. Ahora la familia crece con mucho orgullo Aida y mi único nieto Alejandro, de todos ellos me siento muy orgulloso.

Yo entiendo amable lector que en algún momento de tu vida te unirás como yo a la minoría octogenaria si logas escaparte de los tres asesinos frecuentes: la hipertensión, la diabetes y el cáncer que tanto aquejan a nuestro país. ¿Quieres saber lo que encontrarás en esta nueva etapa?

La verdad es que se ha especulado mucho sobre los octogenarios, ya que se siente uno tan fuerte como siempre, aunque muchas veces viviendo de sueños y recuerdos. Considera que la vejez sólo es un concepto mental que aceptamos utilizar algunas veces, porque el “Yo” verdadero y cierto, no tiene edad.

Ahora cuando he tenido la oportunidad de transitar por algunas Casas Hogar de Ancianos, me he dado cuenta que los vicios peculiares relativos a la edad son: el desorden, la vanidad y la avaricia, siendo este último el peor de todos y muchas veces acaba a la gente.

Considero mi vida como una serie de desafíos, porque cada nuevo achaque lo considero como un enemigo que debe ser derrotado con fuerza de voluntad, cada octogenario necesita poner en práctica un proyecto de trabajo para mantenerse más vivo. Puede continuar en alguno largamente acariciado, o bien otro totalmente nuevo, puede iniciar un nuevo negocio; o bien, puede “Dar su tiempo”  a una institución de beneficencia, para corresponder en algo a tantos beneficios recibidos en su vida, pero debe ser lo suficientemente ambicioso como para exigirse sus mejores esfuerzos físicos y mentales.


Mis esfuerzos no serán en vano si ayudan a reafirmar mi identidad, para tener la tranquilidad suficiente de expresar con mayor confianza en mí mismo: “Yo fui esto”.




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