jueves, 20 de febrero de 2014

RECUPEREMOS NUESTRO MUNDO EXTERIOR.


Nuestras rutinas las hemos seguido desde que tenemos uso de razón, es decir desde niños. Nuestra conducta se ha formado por lo que hemos visto que ocurre en nuestro entorno y así nos hemos formado, siguiendo modelos de vida que existen desde antaño y que muchas veces están plagados de vicios y costumbres que han sido modelo para nosotros y hemos seguido por costumbre hasta nuestros días, no importando si sean buenas o malas, pero así las hemos hecho al pie de la letra en nuestro afán de conseguir y hacer cosas y gastos en forma desordenada, propiciando un desperdicio de nuestras energías y por consecuencia disponemos de un cansancio crónico y agotador, dejando el descanso para un “después” que nunca llega, aprovechando el tiempo para ganarnos el sustento diario y satisfacer todas las necesidades de un hogar en el que vivimos ahora y que dispone de diversas cuentas por pagar y compromisos que cumplir.

Es de tomarse en cuenta los inconvenientes que existen actualmente en la vida de una ciudad, donde la gente actúa con pesimismo y desaliento que se observa en un ambiente urbano que afecta constantemente el buen sentido y la salud de sus pobladores, quienes disponen de poco tiempo para reconocer lo que realmente les hace felices en la vida, donde la gente adulta mayor, ahora puede vivir ochenta o más años, y al final de su vida, es posible que llegue a disponer de información y conozca más cosas sobre vidas ajenas de otras personas que sobre sí mismo.

Para conseguir un mejor objetivo y conocernos mejor, es necesario detenernos un poco y hacer un cambio de actitud para disponer de la voluntad suficiente y volvernos de espaldas al mundo y lograr con ello una conducta propia que nos permita liberarnos de los vicios y adicciones negativas que mucho daño nos han causado y necesitamos hacer un esfuerzo supremo para dejar su sistema costumbrista, por una nueva forma de vida de acuerdo a la capacidad y formación y deseos de poner en marcha un cambio completo de actuación, para empezar a buscar en nuestro interior lo que necesitamos para vivir, donde verdaderamente disponemos de elementos y conocimientos suficientes para disponer de  nuestro nuevo mundo exterior.

Es necesario desentenderse un poco de los acontecimientos con los que nos abruman diariamente los periódicos interesados en vender sus noticias, así como no contemplar las noticias de la televisión durante una semana o más tiempo, únicamente nos informan de nota roja o delictiva que a mucha gente le agrada revisar con frecuencia. Las revistas de papel cuché que se encargan de ofrecerte ropa cara o productos milagro y únicamente venden ilusiones y ofrecimientos de llevarte al éxito mediante promesas que jamás verás cumplidas. Debes rechazar opiniones y puntos de vista de otros por muy inteligentes, creativos y famosos que pudieran llegar a ser, sus finalidades de opinión siempre serán muy diferentes a tus decisiones.

Después de una meditación para escuchar la voz de tu yo auténtico, debes seguir su voz, que te señalará el camino a seguir en tu viaje que has iniciado para encontrar la búsqueda personal que es la que verdaderamente te interesa conocer. Puede ser que empieces a realizar algo tan sencillo como poner en orden los pendientes que tienes en tu  escritorio de trabajo o por lo menos tu guardarropa personal para localizar con mayor facilidad tus objetos personales y facilitar la búsqueda de documentos o artículos personales. Solo cuando hayas silenciado el clamor del mundo exterior, tendrás oportunidad de empezar a disponer de una vibración muy profunda que deberás escuchar atentamente y empieces a poner en orden tu vida en todos los sentidos.

Debes reflexionar con calma sobre el papel que el ritmo desempeña en tu vida cotidiana, haciendo caso a tu corazón que es el indicador de lo que funciona y lo que no. El hecho de restituir el ritmo de tu vida te aportará una gran serenidad y satisfacción, cualidades que te ayudarán a dar solución a los problemas que se te presenten.

Hoy convierte el hecho de ponerte en comunicación con tu silencio interior en tu primera prioridad. Al hacerlo te asombrará comprobar que … Todo lo demás que hagas, encaja automáticamente.


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