martes, 11 de febrero de 2014

LA ESCALERA HUMANA

Es importante considerar la educación que se nos da en casa paterna cuando desde pequeños se nos dice “lo que debemos hacer” y además, nos dan a conocer los deberes y se nos inducen los primeros conocimientos previos que desde muy pequeños nos inscriben para asistir a las diferentes escuelas donde nos enseñan a convivir con otros niños y con profesores o instructores que empiezan a darnos las primeras enseñanzas, complementadas con la educación y forma de vida que vemos en casa, siempre con la idea de que necesitamos capacitarnos y estudiar una actividad que servirá siempre para labrarnos nuestro futuro.

Así transcurren varios años hasta que llegado el momento cuando nosotros mismos, somos los que escogemos la ocupación a emprender; en la que deseamos inscribirnos para recibir la preparación profesional en las escuelas y universidades correspondientes. Existen casos en que los padres indican a sus hijos la carrera que deben estudiar, cuando a ellos  no les llama la atención seguir esa profesión. Otros casos son aquellos donde los propios hijos seleccionan una carrera y la terminan de estudiar, pero se dan cuenta al ejercerla, que no les gustó y optan por dedicarse a otra actividad que mejor les acomoda.

Esto es lo que los psicólogos denominan “la escalera humana”,  porque han batallado en ascender para llegar al último peldaño de la escalera y cuando finalmente lo consiguen, se dan cuenta que la escalera en que iban ascendiendo, estaba apoyada en la pared equivocada. Esta es una situación muy complicada debido a que mientras la persona que se está capacitando con mucho agrado sigue subiendo la escalera, y se siente feliz por aprovechar el tiempo, pero el desengaño lo recibe al final, cuando se da cuenta que esa actividad no le satisface, por haberse apoyado en subir a una pared equivocada.

Por lo general en casa y desde pequeños nos han instruido: que siempre debemos aprovechar el tiempo, que debemos ser triunfadores, que debemos buscar el éxito en todo y nos han enseñado a pelear siempre por conseguir el primer lugar en todo, lo que equivale a ascender la escalera del éxito, aquellos que en el fondo se interesaban por nosotros. ¡Por supuesto que sí! por lo mismo siempre tendemos a seguir adelante y esa enseñanza nos la han inspirado en toda nuestra vida.

Esta norma es una forma de pensar que la aplicamos en todos nuestros actos: en los deportes, en la universidad, en los negocios, en un empleo deseado, aun en el divorcio de un matrimonio cuando llega el caso. Cuántas veces alcanzamos alguna meta soñada, para finalmente darnos cuenta que al llegar a la cúspide no encontramos la felicidad deseada y la satisfacción añorada por mucho tiempo ¡Qué ocurre al final! que subimos en la pared equivocada porque no fue lo que deseábamos encontrar al final del camino. ¿Y, qué ocurre al final? Es lógico que no tratamos de encontrar lo que habíamos soñado siempre, la escalera que dirigimos al éxito se ha convertido ahora ¡en la escalera hacia la angustia! al final decidimos seguir nuestra vida por otro camino.

Algunos preocupantes descuidos que hemos adquirido de nuestra sociedad occidental en la que nos desarrollamos cuando estamos buscando el camino del éxito, en razón a esos elementos negativos que radican en los principios básicos que se considera éxito cuando abandonamos una vida equilibrada y completa que dejamos atrás, para conseguir riqueza, buena posición social, honores y distinciones sin importar fracasos matrimoniales, con la familia, con los amigos y con otros conocidos.


El éxito puede resultar angustioso en el contexto de llegar a obtener  finalmente una vida fracasada y vacía, tal vez con mucha riqueza conseguida, pero en último lugar un destino desecho por lograr una vida inútil, solitaria y llena de preocupaciones.

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