martes, 25 de junio de 2013

EL NIÑO INTERIOR.


La imaginación del niño llega a ser tan poderosa que hemos visto que ellos hablan solos, hablan de su amigo imaginario, llevan un cordel con su mascota que puede ser un perro; y todo ello es imaginario porque nosotros no vemos nada ni a nadie, pero ellos platican, corren y juegan con sus amiguitos frecuentemente, y no podemos decirles nada porque nos aseguran que sí es cierto.

En el tiempo de nuestro crecimiento, vamos recibiendo instrucción de muchas cosas y recibiendo nuevos conocimientos de diferentes materias lo que nos hace disminuir nuestro interés por fomentar la imaginación y en ese punto, hemos ido perdiendo la noción del niño olvidado que llevamos dentro y que hemos hecho caso omiso durante mucho tiempo, al grado de que a la gente le parecerá extraño enterarse de estos hechos.

Todas las edades por las que has pasado se hallan dentro de ti, dentro de tu conciencia y con fijación en tu memoria. Cuando niños, si algo no salía bien podías creer que algo malo estaba pasando y seguías creciendo con la idea de que todo lo hacías bien, tus padres o tus mayores te amarían más y no había necesidad de castigos o sanciones. A partir de los cinco años aproximadamente, nos desintonizamos o nos apagamos y empezamos a tomar la decisión por la que pensamos que hay algo mal y no vamos a tener que ver ninguna función con el niño.

En consecuencia, iniciamos una guerra con nosotros mismos y empezamos a criticar nuestra actitud. Esto se convierte en un patrón de hábito y cuando llegamos a adultos, la mayoría de nosotros pasamos por alto totalmente al niño que fuimos y que se encuentra en nuestro interior y lo criticamos, en la misma forma que muchas veces los mayores nos criticaban a nosotros y es cuestión de repetir el patrón que llevamos dentro.

Leía yo alguna vez que alguien le preguntó a Maurice Sendak, autor de cuentos infantiles, cómo podría expresarse con tanta sensibilidad, y: -Primero –respondió—tengo que buscar y apresar al niño que llevo en lo íntimo de mi ser. Y esto se aplica tanto a los que se dedican a la creación artística como a las demás personas, si queremos acercarnos a lo que es un “don” singularísimo de cada uno: que corresponde a nuestra identidad individual.

Es posible que muchos de ustedes ya conozcan este tema y estén trabajando con su niño interior. Existen diversos libros sobre el tema y se imparten muchas conferencias y talleres de trabajo sobre este contenido. Existe una gran cantidad de ayuda que se ofrece en libros y existen algunas asociaciones que imparten dictados y pláticas en este aspecto y lo importante es que no estás solo ni te sientas indefenso, pero necesitas comunicarte y solicitar ayuda a fin de que se te brinde la asistencia debida.

Otra sugerencia que puedes hacer para ubicarte con tu niño interior, es buscar una fotografía de ti mismo cuando eras pequeñito y verla con mucho detenimiento para que aprecies muy bien a una creatura pequeña y la aprecies: feliz, contenta o pensativa y lo que debes hacer es ponerte en contacto con él. Puedes iniciar un diálogo con preguntas que tú creas; las respuestas te llegarán en su momento. Es posible que después hagas lo mismo pero frente a un espejo y trátalo como a ti te gustaba que te trataran.

¿Cuáles fueron los diálogos que te gustaría haber recibido de tus padres y haber escuchado cuando eras niño? Trata esas preguntas y otras que nunca te hicieron y a ti te hubiera gustado saber, Repítelas con frecuencia y de preferencia a diario durante un mes, después de eso espera y es posible que quedes sorprendido cuando veas lo que ocurre.

Tal vez muchas de las creencias que tenías de pequeño las conserves y se encuentren dentro del niño. Por ejemplo si tus padres fueron muy estrictos contigo y tú eres sumamente rígido contigo o tiendes a ver obstáculos en todo, es muy probable que aun conserves esas reglas de tus propios padres. Si continúas criticándote con frecuencia cada vez que te equivocas, es una razón por la que te debes sentir angustiado para ti mismo, así como para tu niño interior en cada uno de tus despertares y de ahí puede ser que observes muchos inconvenientes que tú mismo te planteas con frecuencia. De esta formación tus padres no tienen culpa alguna, ya que ellos estaban haciendo lo que suponían correcto en esa época. Tú te encuentras muy independiente a ellos y eres la persona con quien vas a vivir siempre. Acéptalo así y acéptate incondicionalmente de todo corazón te sentirás más tranquilo y podrás vivir mucho mejor.

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