jueves, 24 de enero de 2013

SER FELIZ COMO PROPÓSITO.

SER FELIZ.
El día de hoy disfruté una reunión desayuno con mis amigos de la escuela profesional, un grupo de cinco compañeros que ahora manejan sus despachos propios como consultores y dentro de los diversos temas tratados se me ocurrió hacerles una pregunta ¿Ustedes consideran que el dinero puede proporcionar felicidad? Desvariamos mucho sobre el contenido de la pregunta y especulamos con diversos temas y respuestas. La pregunta me hizo reflexionar un poco más y es ese motivo por el que decidí escribir sobre el tema.

Tengo entendido que los genes que son hereditarios, tienen mucho que ver con el carácter y la personalidad de los hijos, aunque si heredaste el ceño fruncido de tus padres, no  quiere decir con ello que estás predestinado a una vida de tristeza o amargura, gran parte del desarrollo de tu vida depende mucho de lo que tú hagas por ti mismo para sentirte feliz.

Una gran mayoría de gente supone que los factores externos podrán mejorar su vida, como la facilidad que tengas para tener una casa más grande o un buen empleo o seas un buen tipo como persona; son factores que ayudan a mejorar tu vida, pero no son elementos decisivos para que la gente sea feliz. Muchas veces puedes poseer un automóvil nuevo y con ello cumples tus deseos que habías contemplado  por mucho tiempo, pero es posible que al poco tiempo su uso se vuelva normal y aburrido al  conducirlo y te pase la euforia del estreno.

Para mucha gente la clave de la felicidad duradera puede representarle objetivos más allá de los placeres efímeros, sintiendo que encuentra su felicidad auténtica, cumpliendo los compromisos contraídos con su familia, cumpliendo con su trabajo, o desarrollando alguna actividad que le apasione, con las que pueda obtener muchas satisfacciones.
Depende mucho también el carácter de la persona, así como la frecuencia que dispone de las diferentes dosis de alegría que manifieste en sus actividades diarias, pueden ser los actos de bondad que realice y que le produzcan muchas satisfacciones, comprometiéndose con esos sucesos todos los días de su vida a mantener un ritmo de gusto permanente.

Para mantener esta disciplina depende mucho de la buena disposición de la persona para hacer de la felicidad un estado de ánimo. Debe tomarse en cuenta que conforme pasan los años, tendemos a sentirnos más contentos y esto puede ocurrir por considerar los muchos éxitos que hemos logrado a lo largo de nuestra vida y eso nos produce mucha satisfacción porque reaccionamos intensamente a los acontecimientos de la vida y expresamos menos emociones negativas porque tenemos mejor manera de expresar con gusto las emociones positivas.

Debe considerarse que durante la edad avanzada, surgen algunas  enfermedades que no se habían manifestado antes y muchos adultos mayores se entristecen, sobre todo cuando se producen malestares  terminales y esto produce una reducción en el cociente de felicidad. Lo más recomendable es que sin importar la edad de la persona o cualquier otra causa, haga que te sientas feliz, en el mismo instante en la condición que te encuentres. Desarrolla alguna actividad que te llene de entusiasmo. Mostrándote activo y ocupado, lograrás prender tu buen estado de ánimo y decidas cambiar de conducta sintiendo una satisfacción de felicidad.

Puedes colaborar en alguna institución de beneficencia, en una fundación de servicio público, donde puedas practicar actos de bondad y por pequeños que sean, te proporcionarán placer al realizarlos y también beneficias a otras personas que reciban ese servicio. Varias personas argumentan que les gustaría practicar esos actos, pero no disponen de tiempo libre para hacerlo. En esos casos puedes hacer donaciones de dinero o en especie, que mucho ayudarán a los beneficiarios de esas instituciones, lo importante es que participes en algunas actividades de filantropía ayudando a otras personas con tu participación, y cuando lo hagas, empezarás a notar una serie de cambios útiles en tu vida.

Procura fijar en tu mente, los actos de felicidad cuando los estés viviendo; esto es: con la familia, con los amigos, en los actos de “honoris causa”, los premios obtenidos y tantas otras causas por las que disfrutes en tu vida y en aquellos momentos que puedas tener de aflicción que te produzcan preocupaciones. Refúgiate en tu zona libre de estrés y evoca todos esos momentos amables y felices, y reproduce esas imágenes en tu mente cuando decaiga el ánimo, sentirás un bálsamo curativo y tranquilizador que te fortalezca el alma. Notarás que en realidad te está yendo bastante bien y que un pequeño acto de tensión, no podrá hacerte daño. Es posible que pronto encuentres la estrategia que te sirva mejor para afrontar adversidades.

Toma en cuenta que en esta época, disponemos de mejores recursos para gozar de riqueza, salud y comodidades que en cualquier otro momento  y nuestras condiciones y forma de vida, son mejores de las que pudieron gozar las sociedades anteriores, por lo que nuestro estado de ánimo debe estar más relajado al sentir la dicha que nos proporciona… ¡Disponer de mejores elementos que nos brinda la oportunidad de ayudar y hacer felices a otras personas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario