martes, 29 de enero de 2013

¡A VIVIR DON DANIEL!


A VIVIR CON LA NATURALEZA.
Debo admitir dos cosas en este 2013 una buena y una mala. La mala, que como resultado del mes de diciembre, contraje un resfriado durante los últimos días de mes, por lo que desde los primeros días de enero me inició una gripa que se complicó y me duró el malestar durante casi todo el mes, de enero, hasta la semana pasada que después de superar el clima de invierno me había empezado a recuperar al haber cumplido su ciclo la enfermedad me dio de alta el médico que me atendió.

Debo agregar que el médico general quien me atendió lo considero primero muy humano, segundo como una gran persona y tercero como un profesional muy capacitado, porque es un especialista muy acertado, del que guardo un afecto muy especial. Recuerdo que finalmente después del reconocimiento médico me hizo, me dio de alta con una expresión que fue mejor que la medicina que anteriormente me había prescrito, y me refiero a la siguiente expresión… ahora sí, ¡A vivir don Daniel! fue la mejor medicina de todo el tratamiento.


Digo que fue la mejor medicina recibida, porque me hizo pensar  en vivir el momento presente, que es en gran parte, la medida de mi paz mental que está determinada por mi capacidad de vivir, olvidando lo que haya sucedido durante el transcurso de mis días grises de malestar que duró todo mes, o lo que haya sucedido en el mes pasado y de lo que puede o no ocurrir mañana, ahora recibí esas palabras de aliento que fueron un bálsamo para mí y que estarán presentes en mi mente… por mucho tiempo.

¿Por qué? Porque la expresión “a vivir” expresa muchas cosas, tantas como apreciar las cosas de la naturaleza, es suficiente con alzar la cara y ver el cielo, admirar una salida de sol, observar un atardecer y como el sol se pierde en la llanura, admirar la imaginación de un niño en sus juegos, contemplar las los colores de las flores, mantener la vista fija en una tarde lluviosa, olvidando de que algún día tendré una vida mejor, ya que no puedo esperar esa fecha y la tengo en este preciso momento cuando estoy contemplando un atardecer y me siento realizado de estarlo haciendo. Estos detalles los hemos considerado siempre como menores y sin importancia, surgiendo una pregunta ¿Por qué siempre nos fijamos en lo malo y no en lo bueno? o bien, ¿Por qué siempre nos fijamos en lo que nos    falta en vez de hacerlo en lo que ya tenemos? lo que demuestra que fijamos nuestra atención en las cosas externas, sin darnos cuenta que mientras tanto la vida sigue transcurriendo.

Me doy cuenta de que mucha gente lleva su vida como si su existencia le representara solamente un ensayo que está viviendo mientras hace proyectos para conseguir un objetivo que la hará feliz, sin saber cuándo conseguirá su deseo. Olvidando que ninguno de nosotros, aun siendo la persona más fuerte y sana, tiene la garantía de estar vivo mañana o pasado mañana. El aquí y ahora es lo único que tenemos y el único tiempo sobre el que podemos ejercer algún control.

Mientras estamos ocupados en nuestras actividades “desarrollando nuestras vidas” nuestros hijos están ocupados en sus asuntos y también haciendo sus vidas, las personas a quienes guardamos estimación se mudan de domicilio o de ciudad de residencia, nuestros compañeros pierden su forma física y mientras tanto muchos de los sueños que teníamos por realizar se nos escapan de las manos, y también así es como pasa nuestra vida.

Podemos darnos cuenta de que lo único que tenemos es el presente, sin importarnos ya lo que haya pasado ayer y lo que esté por ocurrir mañana, debemos inclinarnos en fijar nuestro interés en lo que pasa hoy. Debemos fijarnos en los niños pequeños, quienes involuntariamente se concentran en lo que están haciendo en ese momento, sin fijarse en lo que hicieron ayer y debemos darnos cuenta que cuando llegamos a adultos, iniciamos el arte de las preocupaciones por todo y de todas las cosas. Traemos en mente algún problema que tuvimos y no lo soltamos por varios días, llegando a pensar cosas que no existen.

Aun los jóvenes que cursan estudios universitarios que contemplan el  momento de ser felices cuando terminen sus estudios y reciban su título profesional, lo hacen sin darse cuenta  que deben disfrutar lo que hacen hoy por el hecho de estarse preparando, y no por el resultado final que no saben cuando llegará.

Por eso debemos dedicarnos a vivir el momento presente, eliminando los temores de lo que pueda ocurrir en el futuro, eliminando las preocupaciones que pueden llegar a distraernos por los eventos que pudieran ocurrir en el futuro, trastornando solamente nuestro buen ánimo, pensando cosas que en la realidad, ni siquiera lleguen a ocurrir.

. Recuerdo la cita de Mark Twain quien expresó que… “su vida había atravesado por momentos terribles, ¡entre los cuales algunos realmente habían ocurrido!
Por eso me quedo con la expresión… “a vivir don Daniel”

 

 

 

 

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