Cámara de Gesell. |
La
semana pasada un grupo de alumnos de del TEC de Monterrey Campus Cd. de México
de la carrera de Psicología (donde participó mi nieto Alejandro), nos invitaron
a un pequeño grupo de abuelos a participar en una entrevista con el tema
enfocado a “Personas de la Tercera Edad”.
El grupo estuvo integrado por: tres abuelas y un abuelo, Sra. Ma.
Antonieta Martínez, Sra Ma. Cristina Patiño y Ma. Teresa Aviña y Daniel Ramos; por
parte del Tec. un moderador en la sala con los asistentes y otros dos operadores
en la Cámara de Gesell.
La
reunión se basó en la presentación de cada uno de los participantes, el
concepto de la vejez y la versión sobre si hemos tenido algún rechazo con
motivo de nuestra edad. Sobre estos conceptos, cada uno de los asistentes emitió
su opinión sobre la aceptación o rechazo que hemos tenido anteriormente y en lo
que cada uno ha recibido en su trato personal.
Cada
uno de los asistentes habló de sus experiencias personales y coincidimos en
haber recibido un trato digno tanto familiar como en otros ámbitos donde hemos
participado que por nuestra experiencia, ha sido en varios lugares en
actividades de servicio y personales dentro de un marco de actividad y respeto.
Yo me
siento una persona joven, no me considero presionado para ajustarme a ciertos
criterios, puedo hacer lo que creo necesario, sin buscar la aprobación de
ningún grupo o persona y la presión de las demás personas se ha vuelto menos
importante, sin alguna figura de autoridad que dicte mi comportamiento. Es muy
agradable.
La
sabiduría es aprender a decir NO a personas, lugares, cosas y experiencias que
no nos benefician. También considero la capacidad de examinar nuestras
creencias y nuestras relaciones para cerciorarnos de que lo que hacemos o
aceptamos es para nuestro mayor beneficio.
Estamos
en el proceso de descubrir los pensamientos, sentimientos, actitudes,
creencias, intenciones, palabras y actos que nos permitirán siempre disponer de
una vida prolongada y sobre todo sana. Siempre recordamos nuestra juventud y
esa situación aumenta desconsuelo cuando vemos los cambios que operan en
nuestro cuerpo como son las arrugas, el pelo blanco y eso lo consideramos
siempre como no apropiado. Sin embargo, solo es un pensamiento y los
pensamientos se pueden cambiar.
Considero
que esos cambios nos producen miedo, un miedo innecesario. Esos temores nos
fueron enseñados y se nos ha programado para sentirlo, es simplemente la manera
de pensar habitual y esos pensamientos se pueden cambiar.
No
tenemos por qué vivir la vejez como lo hicieron nuestros padres, nosotros
podemos crearnos una nueva y poderosa forma de vida. Se pueden cambiar las
reglas cuando avanzamos al futuro, aplicando nuestro conocimiento. Tenemos el
tiempo, el conocimiento y la sabiduría humana para salir al mundo con mucho
amor y poder.
Esperamos
que estos comentarios puedan ser útiles para un trabajo escolar que muestra
mucho la presencia de los adultos mayores eminentes, que pueden contribuir con
su experiencia, vivencias y sabiduría.
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