La
semana pasada tuvimos la oportunidad de celebrar el santo y cumpleaños de mi
esposa y dicho sea de paso fueron celebraciones de jueves a domingo y aunque en
casa solamente somos dos personas, no me explico de donde encontramos tantas
amistades que bondadosamente han brindado amor y consideraciones a ella en
calidad de celebrante.
Empezamos
el jueves en una visita que hicimos a la Casa Hogar Matías Romero, donde una
gran parte de las residentes le mostraron su cariño mediante felicitaciones y
abrazos que tanta falta le hacen a una persona y en este caso ella fue la
beneficiada. Considero que existe mucha empatía que le expresan en ese lugar,
que finalmente cerramos la visita con una comida en que departimos el pan y la
sal con un exquisito mole poblano para sesenta personas.
Al
día siguiente viernes nuestro hijo Rafael tuvo la oportunidad de invitarnos a
una comida para festejar la celebración del cumpleaños, donde el festejo resultó
muy cordial, acompañado de un rico pozole en una reunión, con gratos recuerdos de costumbres y
tradiciones. Por la noche una reunión con nuestros hijos y amistades de la
familia, con brindis y cena.
El
sábado de primos y siguiendo la tradición mensual, acudimos a un desayuno en un
conocido restaurant con la asistencia de 30 familiares todos ellos, donde
felicitaron a cinco cumpleañeros del mes de octubre, donde se departieron
muchos abrazos y felicitaciones a todos ellos, incluyéndola a ella por
supuesto.
Por
la noche la celebración fue con una cena en casa con la asistencia de
familiares más cercanos donde por supuesto hubo mucha alegría y muestras de
cariño de los asistentes, con una mini velada que reunió anécdotas, recuerdos
de familia y sobre todo el cariño que fue el común denominador de la reunión.
El
domingo las reuniones se habían hecho costumbre y no faltó una comida que le
organizaron sus hijos para celebrar el cumpleaños en un restaurant exclusivo
del Club Deportivo de la Secretaría de Marina, donde tuvimos oportunidad de
pasar uno de eso momentos que no quisiera uno que terminaran, por lo agradable
que resulta compartir con la familia incluyendo al nieto que le demostró mucho
cariño a su abuela.
Por todo
lo anterior no resta más que agradecer a todos los participantes sus muestras
de cariño y las atenciones que nos
brindaron en estas fechas. Para mí la palabra “Gracias” es la oración más corta y sagrada, donde reconozco el Don
conseguido. Así pues, si la pronunciamos con frecuencia desaparecerá de nuestra
vida todo rastro de penuria, experimentando que estamos en la abundancia.
¡Gracias
a todos por sus atenciones y cariño que nos brindaron!.
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