Familia ante el televisor. |
Si
nos proponemos a revisar diariamente los medios de publicación escrita
encontraremos que las noticias de la nota roja (violencia) predominan en un
noventa por ciento de la situación que prevalece en nuestro país; además si agregamos la información diaria en la
televisión y el típico menú que ofrecen las telecomedias que se transmiten
diariamente en sus horarios estelares. También los noticieros que muestran el
impacto negativo de los programas violentos en la conducta de los espectadores.
Diversas
investigaciones se han hecho y muestran que la sobredosis de violencia en la
televisión y el cine dan origen a comportamientos agresivos que muestran las
tácticas y métodos delictivos donde los agresores permanecen siempre en
libertad y sus fechorías quedan impunes. Los expertos también opinan sobre la
cantidad de violencia que los menores teleadictos ven en la pantalla. Muchos profesores coinciden en
opinión, de que la televisión ejerce cada vez más influencia en la conducta de
los niños.
Si
bien la violencia siempre ha ocupado un papel preponderante en la conducta
popular y la pantalla de la televisión hacen más contundente su influencia. La
televisión que es muy activa en movimiento, color, sonido, secuencias rápidas,
efectos especiales que la hacen más interesante, mantiene la atención de los
niños, acostumbrados a la acción desde muy pequeños y con esas lecciones,
tienden a superar lo que ven.
No
obstante el creciente rechazo de la violencia en la pantalla por parte de
algunos sectores de grupos organizados mexicanos sin ningún efecto, ya que los
teledifusores insisten en que no le dan al público más que lo que desea.
El
debate de los efectos de la violencia de la televisión en el público y en
especial el joven, ha aumentado en últimas fechas y aunque la televisión ha
acostumbrado a muchos espectadores a ver la violencia, se ha determinado que la
censura no es la respuesta adecuada.
Gran
parte de la educación debe empezar en casa cuando los padres tienen la
obligación de orientar a sus hijos para ver la televisión, empezando por
caricaturas aparentemente inofensivas y solamente en corto tiempo como un
estímulo de sus labores escolares terminadas. Conviene asimismo, que de ser
posible se sienten con sus hijos frente al televisor para aclarar las dudas que
pudieran presentarse.
También
hace falta educar al público para el manejo de la comunicación masiva y su
aplicación en la práctica, para que no crean que todo lo que se ve es bueno ni
todo lo que se escucha es aplicable en su vida personal. Algunos profesores de
enseñanza básica del país ya aplican por su cuenta ejercicios donde sus alumnos
aprenden a seleccionar los programas que ven y aplicar en su vida práctica lo
que les es muy necesario.
Mucho
cuidado con los teleadictos que pasan 6 o más horas ante un televisor, por todo
el desequilibrio que les origina en su actividad diaria.
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