Charles
Dickens se considera como el escritor más admirado en vida, causó verdadera
sensación la noticia de su muerte en 1870 a los 58 años de edad, los hombres y mujeres permanecían en sus
puestos en su Editorial a medida que la noticia se propagaba en la oficina. La
nota necrológica del Diario de Londres había informado con… ¡Charles Dickens…Muerto!
Dotado
de una rara combinación de genio y de energía, Dickens había alcanzado uno de
los mayores triunfos de la literatura. La carrera del famoso novelista fue
singular, y quizá no se había visto nada igual. Ni antes ni después se le tiene
por uno de los mayores triunfos registrados en los anales de la literatura.
De
los antecedentes que se conocen, se sabe que su origen se desarrolló en el seno
de una familia muy humilde, desde los 12 años se ocupó en diversos oficios
menores y fue hasta los 24 años de edad cuando alguien recomendó los servicios
de un periodista al Chronicle de Londres y
fue cuando empezó a escribir las aventuras de un muchacho de los barrios bajos
de Londres, así se originó Sam Weller creando
la novelesca serie que fue una mina de oro y en adelante se inició una carrera
brillante.
Al
crear a Pickwick y Weller Dielckens
dio origen a la pareja cómica más eminente de la literatura universal. En pocos
meses aquel periodista casi desconocido llegó a ser el escritor que gozaba de
mayor popularidad en toda Inglaterra. De su cabeza brotaban muchos personajes
que en Pickwick Papers diera a esta obra la inmortalidad de que goza.
Charles
Dickens fue original en su especialidad, un personaje escapado de sus propias
obras, él mismo se introdujo en uno de sus libros, donde invirtiendo las
iniciales de su nombre, dio el de David Copperfield. En 34 años Dickens
escribió 15 volúmenes, además de cientos de artículos y cuentos y cada uno de
ellos, representó un éxito de librería.
En
los tratos con sus editores siempre decía que la parte del león de los ingresos
de sus novelas, correspondía al “genio” que las producía. Con ello Dickens hizo
fortuna y a su muerte dejó una cantidad equivalente a 93.000 libras esterlinas o sea el equivalente
en nuestros días de varios millones de
dólares. La riqueza no lo llevó a exceder la confianza en sí mismo ni a la
egolatría lo cual fue un atributo de él.
Dickens
murió a los 58 años de edad y todos sus
comentaristas coincidieron en que su excesivo trabajo le causó la muerte;
aunque también se dice que él provocó su muerte a sabiendas de que su extinción
fue un lento suicidio provocado por un matrimonio infeliz y además, de que
sentía las injusticias de la sociedad.
Cualquiera
que fuera la causa de su muerte constituyó una pérdida muy grande resentida por
el pueblo inglés y aunque Dickens había dejado dicho que lo sepultaran con sencillez, su entierro
fue con gran pompa en la Abadía de Westminster, y durante los tres días que el
féretro permaneció abierto, millares de personas desfilaron con respeto ante su
ataúd.
Todo
mundo sabía que nunca antes había existido un escritor tan brillante y
talentoso como Dickens y hasta la fecha se ha confirmado que jamás volverá a
existir otro genio de la literatura.
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